Vitoria. "Amaiur es diferente". Para empezar, su candidato propone al entrevistador que el encuentro entre ambos se produzca en la sede de DIARIO DE NOTICAS DE ÁLAVA, al carecer la coalición abertzale de un local propio en Gasteiz. En representación de esta marca electoral que reposa sobre la izquierda abertzale, Eusko Alkartasuna, Alternatiba y Aralar acude con el eje troncal de su discurso aprendido a pies juntillas, un mensaje sin fisuras que, entre otras cosas, arrastró a miles de personas al velódromo de Anoeta el pasado fin de semana y que augura unos prometedores resultados en las urnas.
En su segunda aventura política -hace cuatro años participó en las listas de ANV por Álava pero no logró escaño en las Juntas Generales-, este joven gasteiztarra se muestra optimista ante un futuro en el que pretende formar parte de la delegación abertzale para trasladar a las Cortes Generales la reivindicación soberanista, punto de partida para alcanzar otros logros como los sociales y económicos.
Jáuregui, Olabarria, Alonso... ¿Le da cierto vértigo la experiencia de sus directos adversarios?
Quizás incluso eso sea significativo. En Amaiur también hay gente con mucha experiencia en política pero queremos hacer política de otra manera. Al margen de reivindicar todo lo que reivindicamos creemos que el modelo político actual es parte del problema. Sin lugar a dudas, el resto de cabezas de lista son gente experimentada en este tipo de lides y yo intentaré suplirlo con mis ganas de trabajar y con otra manera de hacer las cosas.
¿Ha tenido la oportunidad de hablar con sus adversarios?
No les conozco personalmente, sólo a través de lo que he podido leer o ver en los medios de comunicación.
Ha pasado de los juzgados, en su faceta de abogado, al atril electoral. En eso no es demasiado original.
No sé lo que llevará a otros abogados a dar ese paso, pero en mi caso la razón ha sido el atractivo del proyecto de Amaiur, un proyecto que comparto en toda su integridad. Es un momento político fundamental para llevar a Madrid las reivindicaciones de soberanía y de derecho a decidir en todas sus vertientes. Por eso cuando me plantearon esta posibilidad me pareció muy interesante.
¿Usted habría tomado parte en el Día de la Memoria?
Es un tema que hay que abordar de manera integral y general, porque realmente es una cuestión complicada. Exige de mucho trabajo de cocina y, fundamentalmente, del reconocimiento de todas las víctimas que ha habido a lo largo de todos estos años. Cualquier celebración u homenaje en este sentido debe partir del reconocimiento integral de las víctimas. A partir de ahí, existe una segunda labor que, en mi opinión, debe quedar fuera de los focos de los medios de comunicación y que tenga como objetivo la reconciliación y la convivencia en este país.
Es decir, que no hubiera ido.
Iker Urbina hubiera participado en un acto en el que se hubieran reconocido todas las víctimas que ha habido en este conflicto. Y creo que es a lo que debemos aspirar. Ése será un síntoma de dar pasos hacia una reconciliación verdadera y hacia un escenario de convivencia, que no supone olvidar nada. Ése es el acto que realmente debería de existir y no celebraciones de tipo parcial que dan la impresión de que intentan sacar réditos políticos en lugar de realmente abordar una situación tan delicada como es el tema de las víctimas y la convivencia democrática.
¿El que muere queriendo matar es también víctima?
No sé si es víctima o no, pero lo que sí sé es que es un muerto. Suscitar en torno a eso mensajes o debates que creo que aportan bastante poco para conseguir una convivencia y una reconciliación no es responsable. Repito que es una cuestión muy delicada y necesita de mucho tiempo, de muchos asesores, de muchos profesionales para ser abordada en términos que ayuden a que se realice un proceso democrático en este país. Así ha ocurrido en otros países y eso es lo que nos demuestra la experiencia.
¿La distancia en la visión de los diferentes partidos en torno a las víctimas refleja el camino que queda por recorrer?
No tengo la menor duda de que la equiparación de las víctimas es una cuestión ideológica o personal de cada uno de nosotros. Lo que tengo claro es que en un proceso como el que tenemos abierto esa es una cuestión que va a necesitar mucho trabajo y en el que Amaiur va a invertir todas sus fuerzas. En qué momento se tiene que dar cada paso lo irá marcando el trabajo que se vaya pudiendo hacer en esa materia. En cualquier caso, cualquier interés partidista debe quedar al margen.
Pertenece a una generación desengañada con la política. ¿Cómo les convence a sus coetáneos para que vayan a un mitin en lugar, por ejemplo, de sumarse a las reivindicaciones del movimiento 15-M?
Amaiur es algo diferente. Su participación tiene una primera parte institucional que pretende ser práctica. Vamos a Madrid representando a la parte de Euskal Herria que reivindica su derecho a decidir. Vamos también a defender los intereses y los derechos económicos de la clase trabajadora, pero nuestra vocación no es la de llevar a cabo una participación normalizada del Parlamento, no vamos a gestionar la institución de las Cortes. ¿Quiere eso decir que no vamos a intervenir, que vamos a coger el acta y listo? No, eso no es así. Vamos a desempeñar un trabajo pero en la dirección que le he comentado. Nosotros pivotamos sobre nuestra base social, sobre los agentes políticos, sociales y el movimiento popular de Euskal Herria. Ésa es nuestra referencia. Por eso la movilización va a ser parte de nuestra dinámica política. Nos queremos nutrir de lo que piensan los movimientos populares, sociales y políticos.
¿Ve a Arnaldo Otegi de lehendakari?
Primero me gustaría verle en la calle. Lo demás sería una decisión personal suya.
Pero, ¿le gustaría?
No me importaría. Me gustaría que Otegi fuese lehendakari pero no de la CAV, sino de una Euskal Herria independiente.
¿Los dirigentes de Amaiur, por lo menos los procedentes de la izquierda abertzale, guardan las plazas de los 'profesionales' de la política apartados por la Ley de Partidos?
No, eso no es real. En Amaiur tenemos el caso de Iñaki Antigüedad, con una gran experiencia política, y el resto tenemos experiencia en otros ámbitos, como son el social o en el movimiento popular. De todas maneras, esa inexperiencia quizás no sea mala para hacer política de otra manera. Creemos que eso también es un activo frente a modelos que nos han llevado hasta la actual situación. Detrás de Iker Urbina, que se presenta por primera vez a estas elecciones, existe un equipo y toda una sociedad que tiene ideas para afrontar las necesidades de este pueblo.
¿Qué es lo primero que le dirá a Rajoy cuando le vea en el Congreso de los Diputados?
Lo primero que haré será solicitarle que respete la palabra de Euskal Herria y su derecho a decidir.
¿Cómo prevé la acogida de la Cámara Baja a la izquierda abertzale después de esta prolongada ausencia?
La actitud que puedan mantener el resto de parlamentarios es difícil visualizarla. Supongo que la opinión pública también hará su trabajo. No obstante, en el día a día de nuestra labor se tendría que ver con total normalidad que nuestros planteamientos son perfectamente legítimos y asumibles.
¿Para Euskadi es diferente que gobierne el PSOE o el PP?
Si atendemos a lo visto en el debate de Rubalcaba y Rajoy, la verdad es que no. En lo político y en lo económico ambos apuestan por un modelo que está basado en la negación de Euskal Herria como nación y en la negación de su derecho a decidir. Les diferencian matices pero ninguno plantea para Euskal Herria elementos de solución.
¿Qué opinión le merece que Rajoy dé por hecha su victoria a una semana vista de los comicios?
En sus intervenciones hay un cambio que le lleva a actuar casi como presidente, es cierto. Repito que desde Amaiur creemos que tanto Rajoy como Rubalcaba mantienen para Euskal Herria proyectos similares.
¿La lucha por la soberanía debe prevalecer sobre el fomento del empleo?
Para Amaiur las dos van unidas. Nuestra piedra angular en Madrid es reivindicar el derecho a decidir pero para poder dotarnos de aquellas herramientas que nos permitan decidir cuál es el marco de relaciones que queremos para nuestro país, precisamente, para hacer frente a todos esos problemas económicos. Amaiur pone encima de la mesa un modelo alternativo al actual modelo capitalista. Eso es lo que nos diferencia del resto de formaciones que optan a conseguir representación. Sólo desde la soberanía se puede garantizar que hagamos políticas económicas desde aquí y para aquí.
¿La soberanía es la panacea?
Lo que parece claro es que el modelo actual no responde a los intereses y al respeto a los derechos de la ciudadanía. Parece evidente que desde Madrid no se dan respuestas ni se consideran como prioridades abordar problemas de Euskal Herria.
¿La aparición en escena de ETA afectará a los resultados de Amaiur en las urnas?
Lo que realmente va a determinar en qué medida Amaiur va a tener apoyo es el trabajo que se está realizando calle a calle, fábrica a fábrica. Va a ser también el hecho de que la gente percibe que desde Amaiur se ha hecho un verdadero esfuerzo en un momento político muy concreto para dejar de lado diferencias políticas y unirnos para defender en lo que creemos que es de vital importancia en este momento. Lo que va a garantizar la presencia de Amaiur en Madrid es el hecho de que la sociedad vasca ve en esta coalición y sus reivindicaciones una verdadera herramienta eficaz para dar respuesta a sus problemas. El mensaje de ETA es algo que hay que dividir: una cuestión son las elecciones y otra el proceso abierto y en el que ETA ha tomado una posición clara. No se ciñe a unas elecciones concretas, tiene más calado y unos tiempos diferentes.
Los servicios de inteligencia apuntan hacia el peligro de una escisión de ETA y también hay quien prevé una separación en el seno de la izquierda abertzale. ¿Usted qué opina?
Desconozco esa situación ni tendría por qué saberlo, pero no es algo que perciba dentro de la izquierda abertzale. Todo lo contrario. Percibo ilusión y una apuesta clara en lo político y en confluir en Amaiur. Creo que son informaciones que van destinadas a distorsionar el momento político actual y seguramente tienen una intencionalidad electoral. No es casualidad que se pongan encima de la mesa en este momento.
Los presos de la banda armada reclaman tomar parte en el proceso. ¿Cree que debe ser así?
En este aspecto me voy a remitir de forma exclusiva al Acuerdo de Gernika. El proceso que aborde la solución al conflicto debería garantizar la participación de todo el mundo y, por supuesto, en la medida que también es agente político, del colectivo de presos políticos vascos.