Bilbao. "La situación ha cambiado". Así lo ha venido afirmando en los últimos meses el consejero de Interior, Rodolfo Ares, para justificar la progresiva reducción del servicio de escolta a personas amenazadas que ha emprendido su Departamento, habida cuenta de los más de dos años transcurridos sin atentados de ETA. Este proceso de desmantelación culminará mañana cuando la sección de acompañamientos de la Ertzaintza deje de proteger a los últimos once amenazados que estaban a su cargo. Casualidad o no, este hecho se producirá tan solo 48 horas después del comunicado en el que el grupo armado anunciaba el cese definitivo de su actividad armada.
"Se trata de no emplear dinero en aquello en que objetivamente no es necesario hacerlo", afirmó Ares el pasado mes de agosto. La claridad de ideas del Gobierno vasco a este respecto no ha evitado una fuerte contestación desde prácticamente todos los ámbitos afectados: los partidos políticos (especialmente el PP), la judicatura y, sobre todo, el colectivo de escoltas privados, que ha elevado la voz ante lo que consideran una situación de desamparo por la pérdida de puestos de trabajo que están sufriendo.
Sin embargo, el devenir de los acontecimientos, que culminó con el comunicado de ayer, ha calmado en buena medida las aguas. En lo que a la sección de acompañamientos de la Policía vasca se refiere, los planes de Interior eran que los 140 agentes que la integran pasaran a realizar exclusivamente contravigilancias a personas amenazadas por el terrorismo y a mujeres víctimas de violencia de género. Este proceso se completará mañana, cuando los últimos once cargos políticos que estaban siendo acompañados por ertzainas pasen a contar con guardaespaldas privados.
De este modo, tan solo la unidad de escoltas de los berrozis, el cuerpo de élite de la Policía vasca, seguirá realizando labores de protección personal a los denominados vips. Entre sus protegidos se encuentran el lehendakari, los consejeros del Gobierno vasco y los presidentes de los partidos políticos.
"Vamos a ir muy justos", aseguraba a DEIA un miembro de acompañamientos en referencia a que todos los cargos -activos y retirados- que contaban hasta ahora con protección serán objeto de contravigilancias. El cambio será, no obstante, paulatino, ya que a algunos de estos vips se les asignarán, al menos por el momento, agentes de seguridad privada.
Respecto a la tarea que deberán desempeñar a partir de ahora, la misma fuente aseguraba que "lo único que cambia es la forma de desarrollar la labor policial", es decir, que sus condiciones de trabajo se mantendrán. Las contravigilancias consisten en controlar las rutinas de los amenazados, los lugares por los que se mueven, etc., en lugar de realizar una protección directa. El desempeño de esta función se estudiará caso por caso, en función del nivel de gravedad.
Esta situación se mantendrá al menos a corto plazo, ya que en la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) que están negociando actualmente el Departamento de Interior y los sindicatos siguen figurando los 140 ertzainas en comisión de servicios dentro de la sección de acompañamientos.
Protección A fecha del 31 de diciembre de 2010, diecinueve mujeres habían aceptado el servicio de protección ofrecido por el Departamento de Interior, una cifra que el pasado septiembre ya se había triplicado. Desde la llegada del PSE al Gobierno vasco en 2009, la sección de acompañamientos de la Ertzaintza ha estado en el ojo del huracán por la intención explicitada por Rodolfo Ares de trasladar agentes de todas las áreas posibles para nutrir Seguridad Ciudadana.