Barcelona. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, anunció ayer que en los próximos días se producirán nuevas detenciones "de los violentos que llevaron la kale borroka a las puertas del Parlament", contra los que espera que los tribunales dicten un "castigo ejemplar". En la sesión de control parlamentario el presidente catalán prometió que su Gobierno será "no beligerante pero sí contundente y tremendamente exigente" con los "auténticos cafres que ayer (por el miércoles) agredieron físicamente a los diputados que intentaban acceder" al Legislativo catalán.
Según adelantó Mas, las detenciones de indignados violentos no se quedarán en las seis del miércoles sino que "vendrán más, si podemos". El departamento de Interior del Govern ya ha adelantado que, tras visionar los vídeos de los incidentes, tiene identificados al menos a una decena de los alborotadores. "Espero que no sólo se les denuncie, sino que acaben en los tribunales, con la Fiscalía operando para acusar a esta gente de delitos que están perfectamente tipificados", insistió Mas. Estas palabras implican la petición de condenas de hasta seis años de cárcel.
La contundencia del discurso de Mas se relaciona con las críticas recibidas por la Generalitat acerca de la debilidad de un despliegue policial en el que no se previó los incidentes que se dieron el martes. A este respecto, el conseller de Interior, Felip Puig, admitió "insuficiencias" al proteger la entrada de diputados al Parlament, aunque negó fallos de previsión y anunció que comparecerá ante el Parlament para afrontar las críticas. Respecto a las demandas del PP de actuar con mayor contundencia contra los indignados, Puig indicó que no se hizo para evitar un "mal mayor". El conseller ha asegurado que entre los manifestantes había "profesionales del incidente" que actuaron como una "guerrilla urbana" y que tenían unas "ganas feroces" de que se desatara "una batalla campal".