vitoria. Un día después de que Iñigo Iruin y Rufi Etxeberria presentaran en el Euskalduna las bases de los estatutos de Sortu el pasado 7 de febrero, el segundo afirmó en una entrevista que si los tribunales así lo exigían, los promotores del nuevo partido tendrían que atender los requerimientos que se les hicieran. A partir de entonces, Sortu se ha movido precisamente al impulso de las demandas de la Fiscalía y la Abogacía del Estado y de los propios acontecimientos que, fundamentalmente en los últimos diez días, le han forzado a pronunciarse públicamente sobre actos de kale borroka o incluso los supuestos planes del comando Otazua para atentar contra el lehendakari, pese a su declarada voluntad de "mantenerse al margen de los acontecimientos políticos diarios y de hechos de naturaleza diversa, hasta disponer de un estatus de legalidad que permita una actuación y posición políticas acordes con los principios y compromisos de los que nos hemos dotado".
Igual que el devenir de su propio periplo judicial ha forzado a Sortu a salir a la palestra, la estrategia que parecen haberse marcado las nuevas siglas también ha incidido en la evolución del debate político en torno a Sortu. Si Rodríguez Zapatero se ha movido del Sortu no es viable si ETA sigue viva -como defendió el martes afirmando que "más allá de treguas, comunicados o posturas políticas" el Gobierno no parará hasta lograr que ETA desaparezca- al "con ETA viva, Sortu tendrá dificultades", la clase política vasca retoma el debate sobre la vuelta a la legalidad de la izquierda abertzale marcada por el signo electoral.
El empeño del Gobierno español pasa por apuntalar su discurso de firmeza ante ETA. Otra cosa, en plena carrera preelectoral y con el viento en contra, sería casi un suicidio de cara a las elecciones. El ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui -que ayer actuó como portavoz del Gobierno cubriendo la baja del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, aún convaleciente-, insistía en las palabras pronunciadas el martes por Zapatero: "La esencia de la democracia es que, con violencia, Sortu no puede hacer política". Una posición, advirtió, que no supone entrar en contradicción con el lehendakari cuando éste aprecia el comunicado del jueves como "muy importante" y cuando confía en una legalización como evidencia de que la izquierda abertzale habría cumplido la ley, pero que sí ahonda en un matiz del mensaje muy importante: si Sortu puede o no hacer algo por su legalidad independientemente de lo que haga ETA.
Porque el mensaje de Jáuregui ayer retoma la inviabilidad de Sortu sugerida por Zapatero el martes -tras conocerse los supuestos planes contra las torres KIO y el lehendakari- y no tanto el de las "dificultades" que el jueves constataba el presidente tras el comunicado de rechazo del intento de atentado contra Patxi López hecho público por Sortu. "Tiene que romper de manera fehaciente con ETA y sufrir la prueba del tiempo", dijo el ministro de Presidencia.
Más allá del debate sobre si los sucesivos pronunciamientos de Sortu confirman o no su ajuste a la ley, cuestión ésta que el Gobierno ha dejado desde el primer minuto en manos de los tribunales aunque éstos tengan complicado sustraerse a la discusión y las presiones públicas, en el último mes ese debate ha acabado derivando en la exigencia, no ya de la condena o el rechazo a la violencia de ETA, sino más concreta y explícitamente de sus acciones pasadas, tal y como ayer volvió a subrayar el líder de los populares vascos, Antonio Basagoiti, afirmando que Sortu será "más creíble" si reconoce el "daño causado y condenar, no sólo rechazar, sin estar en las elecciones".
Basagoiti mantiene en pie su propuesta de cuarentena, en una arena política que, efectivamente, se mueve al ritmo de los tambores electorales. Una posición, la de Basagoiti, que el PNV, por boca del presidente del Bizkai Buru Batzar, Andoni Ortuzar, cuestionó ayer, refiriéndose en concreto a las declaraciones hechas el jueves por la noche en Bilbao por el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, quien consideró que "no basta con rechazar una violencia que aún no se ha producido", sino que es preciso "condenar la violencia que hubiera cometido ese comando". A juicio de Ortuzar, "Sortu está haciendo el camino que los demócratas" le han pedido que haga y su último comunicado "podrá gustar más o menos" pero en él se "emplearon los términos" que se le habían exigido "72 horas antes".
Para el PSE-EE, la postura jeltzale en favor de que Sortu esté en las urnas el próximo 22 de mayo responde a "estrategias políticas". No dudó ayer el candidato socialista a la Diputación vizcaína en afirmar durante un acto en Ortuella que PNV y Sortu "se miran de reojo" para "ver quién se queda al final con los votos de la casa del padre". Su homólogo guipuzcoano, Miguel Buen, dio un varios pasos más para afirmar en otro acto preelectoral -esta vez en Tolosa- que no descarta que en un futuro, con Sortu legalizada, pueda haber "un entendimiento" con los socialistas".