ras el jedir. Los refugiados de Bangladesh que, por millares, cruzaron la frontera con Túnez huyendo de la rebelión libia son los últimos de la fila en la cadena de repatriaciones, ya que apenas hay nadie que oficialmente se haga cargo de ellos. El campamento de refugiados de Choucha, situado a unos 8 kilómetros del paso fronterizo tunecino de Ras el Jedir, era un espacio de bangladesíes, que en los últimos días relevaron a los egipcios como el contingente más numeroso pendiente de ser repatriado.
A diferencia de los egipcios, que tienen embajada en Túnez y aunque con muchas dificultades se ha podido hacer cargo de alguna manera de ellos, los refugiados de Bangladesh no tienen representación diplomática en el país norteafricano y se encuentran en realidad pendientes de que alguna organización internacional se quiera hacer cargo de ellos para devolverlos a su patria. Fuentes de UNICEF en Choucha dijeron que de las 20.000 personas que se encuentran en este campamento (cada vez más extenso, según pasan los días) "la gran mayoría son de Bangladesh" y "siguen esperando a ser repatriados porque nadie se hace cargo de ellos". "Las organizaciones humanitarias van a asumir el trámite de la repatriación de los bangladesíes, pero, desde luego, el proceso va a ser lento", recalcaron las fuentes.
insalubre Actualmente, en Choucha, además de los nacionales de Bangladesh, se encuentran algunos refugiados de Sudán, Madagascar e Irak; en concreto, dos familias de este último país, al que, según manifestaron las fuentes, "tampoco quieren regresar" a causa de la delicada situación política por la que atraviesa.
Aunque las autoridades tunecinas, apoyadas ahora por las organizaciones humanitarias internacionales, tratan de que el campamento se mantenga en unas condiciones aceptables de salubridad, para lo que se han instalado duchas y retretes de campaña, lo cierto es que el número de refugiados es tan elevado que los desechos y la basura abundan por todas partes.
En Ras el Jedir continúan circulando con insistencia las versiones, de momento no confirmadas, sobre la posibilidad de que grupos de refugiados hayan sido retenidos unos cuantos kilómetros más allá por las fuerzas leales al líder libio, Muamar Al Gadafi, y que éstas les estén impidiendo seguir la marcha.
Por dicho paso fronterizo transitan vehículos privados libios, que cruzaban la frontera en un número notablemente superior al de días pasados. Varias decenas de vehículos, en su mayoría turismos ocupados por el conductor o a lo sumo dos personas, normalmente jóvenes, atravesaron la frontera durante la mañana de ayer.
Según fuentes policiales tunecinas, se trata de comerciantes que hacen ese trayecto habitualmente, aunque lo cierto es que, ese flujo de vehículos, que en algunos momentos hasta tienen que hacer cola para pasar, no se había visto en los últimos días.