Estimada “doña Ana”: le alabo el gusto encuanto a la finca. Me dijeron sus vecinos que ellos tienen más agua que usted yque por eso amarillea su pasto. Pese a ello, sus vacas lucen lozanas y noenseñan las costillas como las del resto. Puritita envidia. Y qué me dice deese hierro con la A mayúscula abrazando la U. Tener ganadería con sello propiodebe de ser el sueño de todo españolito con sueños de grandeza. Cualquier día,doña Ana, le vemos en Salsa Rosa sin cobrar, como hace la gente de poderío.
Es una lástima que esta grandeza no haya dado paramejorar la vida del mayoral y la de los peones que trabajan sus cien hectáreas.Fíjese qué dinero se está ahorrando al dejar que cultiven frijoles a cambio deque le cuiden un rancho que ocupa la sexta parte de Lasarte-Oria. Si se calculaen sueldos de funcionario de Lasarte le iba a salir un pico. Claro que para esohan nacido estos nicaragüenses “indios y brutos”, como los llama ensus fiestas privadas cada vez que viene por aquí.
Contemplando los machetes al viento, las camisetassudadas, las mujeres arrastrando fardos de tabaco y los niños casi descalzos,me pregunto en qué momento se le olvidó a usted que era socialista. Aventuroque debió de ser al mismo tiempo en el que su admirado Daniel Ortega dejó deser sandinista. A ambos les queda la etiqueta. También comparten comisiones deinvestigación.
Usted, doña Ana, es una afortunada. Lo suyo ha sidollegar y besar el santo. No lo tome en sentido literal porque, aunque andemospor tierras profundamente cristianas, aquí pecan hasta los santos. Me refiero aque ha encontrado la finca perfecta: propiedad de la asociación local a la quele entregaba en persona el dinero. Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como.
Le tengo quepedir un favor: no maltrate al bueno de Jesús ni al resto de la gente deSomoto. Su capataz obró de buena fe y el malo, si lo hay, fue servidor, quehizo de preguntón. Se lo ruego porque también aquí recuerdan sus accesos decólera en busca de traidores. Pero de eso, si no tiene inconveniente, le darécuenta otro día. Saludos calurosos desde Somoto.