Durante los últimos cincuenta años, la emigración del campo a la ciudad, la singular macrocefalia del territorio alavés y la pérdida de interés del sector primario han llevado a Zambrana, al igual que a buena parte de los municipios alaveses, a ir perdiendo vida de forma paulatina. Durante la segunda mitad de los noventa, en este municipio se planteó la posibilidad de atraer industrias que, por un lado, generaran empleo, y por otro, nutrieran las arcas del Ayuntamiento vía impuestos para crear servicios que hicieran atractivo el pueblo como lugar de residencia.

Varias empresas se interesan por asentarse en la localidad, y ya en 2005 el Ayuntamiento se dirige a Sprilur para sondear a la empresa pública sobre la posibilidad de levantar un polígono industrial en el municipio. Sprilur, donde por entonces trabajaba Alfredo de Miguel, asegura contar con suelo suficiente y propone a Zambrana que lleve a cabo la operación a través de la vía privada.

La localidad contaba con un activo importante para atraerse a particulares, su privilegiada ubicación. Situado entre la AP-1, la autopista AP-68 y la N-124, el millón de metros cuadrados en los que se pretendía establecer un polígono industrial tiene una salida franca hacia Madrid, Barcelona y Europa, además de encontrarse cerca de importantes núcleos logísticos como Miranda de Ebro o la propia capital alavesa.

De Miguel pone en contacto al Ayuntamiento con Sidepur, la firma propiedad del jeltzale Josu Arruti, y en la operación entra la sociedad Capiriesgo, que al ver que las gestiones se demoran, decide abandonar. El Ayuntamiento de Zambrana, que había firmado un convenio con Sidepur, informa a la Diputación, entonces gobernada por el PP, de todo el proceso, mientras la empresa de Josu Arruti contacta con la catalana Riera, entonces administrada por Francesc Fernández, para sustituir a Capiriesgo.

El Consistorio propone a Riera que, a cambio de urbanizar los terrenos de Zambrana, edifique una ikastola y una residencia en el municipio, y cede sus instalaciones para que la empresa catalana comunique sus ofertas económicas a los propietarios de las fincas de labranza, una gestión de la que se encarga Ipar Kutxa, que ofrece opciones de compra sobre los terrenos al precio de cuatro euros el metro cuadrado.

el pp decide En las elecciones municipales de 2007, el PNV se queda a cinco votos de la mayoría absoluta en Zambrana. Los jeltzales tienen tres concejales, y AIZ, que nació como plataforma ecologista que se oponía a la instalación en la localidad de la central de ciclo combinado que finalmente se ubicará en Lantarón, tiene otros tres.

El PP sacó un representante que hizo las veces de árbitro, pues decantó la balanza en favor de la Agrupación Independiente de Zambrana. Con el inicio de la nueva legislatura la expansión urbanística del municipio entra en un impasse, y dos años después de las elecciones el alcalde vincula la modificación de las normas subsidiarias del municipio a la firma de un acuerdo de estabilidad con el PNV que le permita terminar la legislatura como primer edil del municipio.

En las últimas semanas han pasado por la Comisión de las Juntas Generales prácticamente todos los protagonistas de este largo proceso. Tanto Justi Angulo como Aitor Abecia, Francesc Fernández, Josu Arruti, o el responsable de Ipar Kutxa que medió en la adquisición de las opciones de compra sobre los terrenos han prestado declaración ante los partidos políticos.