vitoria. Las aguas por las que desciende el Plan de Convivencia Democrática impulsado por el Gabinete López siguen bajando bravas, a pesar de que todos los grupos parlamentarios coincidan en que es necesario rebajar el "ruido" generado en torno a este debate.

Primero fue la propia reformulación del plan original que dibujó el Ejecutivo liderado por Juan José Ibarretxe la que levantó ampollas incluso entre una comunidad educativa que denunció haberse visto excluida del debate sobre aquella reforma. Y ahora, con el curso bien entrado, son los cambios introducidos por el departamento de Educación que dirige Isabel Celaá sobre los materiales didácticos que se ofrecen a los profesores para impartir esta asignatura, y en especial la elección de las víctimas que trasladarán sus testimonios a los escolares, los que han vuelto a prender la mecha del desencuentro entre los partidos.

La mañana comenzó con las representantes de PNV y Aralar en la Comisión de Educación del Parlamento Vasco, Maribel Vaquero y Aintzane Ezenarro respectivamente, pidiendo explicaciones a Celaá sobre unos cambios que, a juicio de Ezenarro, no se han acometido sólo "por motivos pedagógicos".

no a los "relatos de parte" Las portavoces abertzales ponían de este modo sobre la mesa una pregunta clara: por qué se ha decidido eliminar de estos materiales didácticos los testimonios de algunas víctimas, además de referencias a la tortura o a las víctimas de motivación política y otros elementos que habían sido señalados como claves para "enriquecer" el plan, como se cuestionó Vaquero. "Estamos en un momento clave para nuestro país en el que no nos podemos permitir el lujo de trasladar a las aulas relatos de parte" que no transmitan "un mapa completo del dolor" que se ha sufrido en este país y no incluyan "la pluralidad" de las víctimas, advirtió la representante jeltzale. "Es importante que compartamos unos mínimos para que no se lleve a los colegios sólo una parte del relato", coincidió Ezenarro. "Han hecho una elección sectaria emprendiendo un camino unilateral que contempla sólo una clase de víctimas", denunció el representante de EA, Juanjo Agirrezabala.

Las críticas arreciaban de nuevo sobre Celaá, pero la consejera defendió como "excelente" el trabajo que se ha hecho hasta el momento.

"evitar la ambiguedad" Según explicó, los cambios sólo han buscado profundizar en "el rigor conceptual" del mensaje que ha de llegar a las aulas para que en ningún testimonio, ni en cualquiera de los demás elementos del material didáctico, quedara abierto algún espacio para la "ambiguedad" o los "relativismos filosóficos". De ser así, según subrayó respaldada por un Iñaki Oyarzábal que, como portavoz del PP, le exigió no renunciar a que la escuela sirva para "los objetivos que perseguimos" en el pacto por la deslegitimación de la violencia, la educación no garantizaría que "ninguna criatura saliera justificando la violencia".

Pese a sus explicaciones, las espadas seguían en todo lo alto, por lo que Celaá esbozó su cara más amable. Así, se mostró dispuesta a estudiar la propuesta del PNV de ampliar el "mapa del dolor" recogiendo los testimonios de las víctimas de motivación política reconocidas "por sentencia", e incluso invitó a los grupos a un trabajo "bilateral" sobre los "detalles" que impiden el consenso; un guante que sus portavoces confirmaron ayer que podrían recoger si Celaá concreta su invitación.