ZARAGOZA. En un acto íntimo en el cementerio de Torrero, la mujer de Labordeta, Juana de Grandes, y sus tres hijas, Ana, Ángela y Paula, han dejado en la tumba de Costa el centro de rosas rojas que ha acompañado al féretro del cantautor durante los dos días en los que ha estado abierta su capilla ardiente en la Cortes de Aragón, por donde han pasado decenas de miles de personas.
En el acto han estado acompañadas por familiares y allegados, entre ellos la presidenta de Chunta Aragonesista (CHA), Nieves Ibeas, que ha depositado una corona de flores junto a Eloy Fernández Clemente, cofundador en 1972 con Labordeta de la revista "Andalán", y también Juan Martín, portavoz de CHA en el Ayuntamiento de Zaragoza, y el ex consejero del Real Zaragoza y amigo del cantautor José Luis Melero.
La familia, ha destacado Fernández Clemente en el acto, ha sabido unir así la memoria de Labordeta con la de uno de los aragoneses más ilustres, con el que compartió la lucha por la libertad, por la justicia y por Aragón y el único que está enterrado en tierras aragonesas.
Fernández Clemente se ha mostrado convencido de que la historia hará de Labordeta uno de los cinco aragoneses más relevantes de la etapa contemporánea junto con Goya, Santiago Ramón y Cajal, Luis Buñuel y Costa.
La mujer y las hijas de Labordeta, ha agregado, han tenido la "gran idea" de depositar ante la tumba de Costa las cientos de flores que el pueblo y las instituciones han dedicado al escritor y político tras su muerte como muestra de respeto y afecto.
De alguna manera se establece así una "vinculación histórica" entre Labordeta y Costa, al que "tanto quería y tanto admiraba", ha subrayado.
El epitafio de la tumba de Costa, de quien el próximo 8 de febrero se cumple el centenario de su muerte, dice: "Nuevo Moisés de una España en éxodo. Con la vara de su verbo inflamado alumbró la fuente de las aguas vivas en el desierto estéril. Concibió leyes para conducir su pueblo a la tierra prometida. No legisló".
El acto se ha celebrado tras la incineración de los restos mortales de Labordeta, cuya familia aún no ha decidido dónde esparcirá sus cenizas, según fuentes de CHA.