Cuentan las crónicas de aquellos días que Joseba Pagazaurtundua compró ese 8 de febrero los periódicos en la misma librería en la que tres años atrás, un 7 de mayo, los había comprado el periodista José Luis López de Lacalle. También cuentan que seis meses antes de que un pistolero de ETA le descerrajara tres tiros, varias decenas de personas intentaron asaltar la Casa del Pueblo en Andoain. Él, jefe de la Policía Municipal, era una de las cuatro personas que estaba en el interior. Las otras eran Estanis Amutxastegi y sus dos escoltas. Y dicen esas crónicas que uno de los asaltantes le espetó un "ya te pillaremos" antes de marcharse.
Siete años después, aquellos puntos inconexos de una misma historia convergieron ayer. El de Joseba Pagazaurtundua es uno de los más de 300 asesinatos de ETA sin juzgar cuyos datos prometió el pasado 28 de julio el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, poner a disposición de las víctimas; en concreto, a la Fundación Víctimas del Terrorismo que preside Maite Pagazaurtundua. Y en este tiempo, Estanis Amutxastegi, amigo personal de Pagaza, se ha convertido en alcalde de Andoain; apenas unos meses después del asesinato, otro socialista, José Antonio Pérez Gabarain, se hacía con la vara de mando con el apoyo del PP.
Si se echa la vista atrás, el de este militante de UGT y del PSE-EE, miembro de Basta Ya y militante en su juventud en ETApm y después de Euskadiko Ezkerra y sargento de la Policía Municipal de Andoain -de baja en el momento de su muerte por el acoso que sufría- fue el penúltimo de la durísima cadena atentados y asesinatos que ETA perpetró tras la ruptura de la tregua de Lizarra a finales de 1999. Después, el doble homicidio de dos policías nacionales en Sangüesa marcaría el inicio de un largo periodo de tres años y medio sin asesinatos por parte de la organización terrorista, con el alto el fuego de Loiola de por medio.
Aquel 8 de febrero de 2003, Joseba Pagazaurtundua compró la prensa, casi calcando algunos de los pasos que otra mañana del 7 de mayo de 2000 había dado su amigo el periodista López de Lacalle antes de caer también abatido a manos de ETA, y desayunaba en el bar Daytona de Andoain cuando un hombre entró en el establecimiento, a cara descubierta, se tomó una consumición -que ahora podría ser fuente de una prueba incriminatoria- y esperó a que el local se despejara de clientes para dispararle tres veces. El jefe de la Policía de Andoain, de 45 años, fallecía en el hospital siete horas después, dejando viuda y dos hijos de 9 y 12 años.
Su historia personal aparece ligada a la violencia de persecución. Su familia denunció tras su asesinato cómo con la declaración de tregua de Lizarra en 1999 volvió de su puesto en la comisaría de la Ertzaintza de Laguardia -donde había sido destinado en 1995 abandonando Andoain por las amenazas que sufría- a su localidad natal, contra su voluntad.
crispación política
Tensión en el Pleno
Se cerró con Pagazaurtundua un duro ciclo de atentados en aquellos cuatro años contra la familia socialista, abierto con el asesinato de Fernando Buesa y continuado con los de Juan Mari Jáuregui, Ernest Lluch, Froilán Elespe y Juan Priede. En plena resaca de Lizarra, la brecha entre nacionalistas y no nacionalistas era insondable por aquellos días. El verano anterior al asesinato de Pagaza, Baltasar Garzón y el Gobierno de José María Aznar habían pugnado por ser los primeros en ilegalizar a Batasuna. Y la crispación política de aquellos días en las calles Euskadi se materializó en un tensísimo Pleno que celebró esa misma tarde el Ayuntamiento de Andoain para condenar el asesinato.
A aquella sesión, con Rosa Díez y Gotzone Mora -todavía por entonces militantes del PSE-EE-, María San Gil o Fernando Savater -fundador de Basta Ya!- al grito de "asesinos", acudieron también el entonces portavoz del Gobierno Vasco, Josu Jon Imaz, y el líder del PSE-EE, Patxi López, elegido no hacía un año aún. El alcalde, de una Batasuna suspendida ya de actividades por Garzón, apenas pudo intervenir entre los gritos para mostrar "su pena ante la agresión que ha sufrido Joseba" y abstenerse en la votación de la declaración consensuada por PNV-EA, PSE-EE y PP. Uno de sus compañeros se desmarcó de la línea oficial para condenar "sin paliativos el atentado".
Al día siguiente, Basta Ya protagonizaba otra concentración ante Ajuria Enea -habitado por entonces por Juan José Ibarretxe- bajo el lema ETA asesina. Gobierno Vasco responsable, a la que Savater había invitado a los "actores, directores y artistas" que en esos últimos días habían expresado su posición contraria a la guerra de Irak. Ibarretxe, junto al consejero de Interior, José Luis Rodríguez Zapatero, los ministros Michavila y Arenas, y una enorme representación política y sindical se manifestaban junto a miles de personas en las calles de Andoain.
En aquel Pleno estaba también Estanis Amutxastegi, edil socialista y amigo de Pagazaurtundua, que tomaba la palabra en la concentración posterior: "Quieren que renunciemos a nuestros ideales. Que se quiten esa idea de la cabeza".