MADRID. El Congreso de los Diputados rindió este mediodía un sentido homenaje a las víctimas del terrorismo en un acto solemne organizado después de que se acordara por unanimidad declarar como Día de las Víctimas del Terrorismo el 27 de junio, la fecha en la que hace 50 años ETA asesinó por primera vez, concretamente a una niña de 22 meses llamada Begoña Urroz Ibarrola.
La ceremonia tuvo lugar en Salón de Plenos de la Cámara Baja y estuvieron los presidentes de las Cortes Generales, José Bono y Javier Rojo, así como los presidentes del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial, María Emilia Casas y Carlos Dívar, respectivamente, y de los miembros de las Mesas de ambas Cámaras.
También destacó la presencia de la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega; del líder del PP, Mariano Rajoy; del lehendakari, Patxi López; del presidente de los 'populares' vascos, Antonio Basagoiti; de la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín; de la 'número dos' del PP, María Dolores de Cospedal, así como de representantes de los diferentes grupos parlamentarios y la mayoría de sus diputados.
Entre los ausentes, además del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, que se encuentra en la cumbre del G-20 en Toronto (Canadá), también se echó en falta a los vicepresidentes segundo y tercero, Elena Salgado y Manuel Chaves, y a los ministros de Fomento, José Blanco; de Vivienda, Beatriz Corredor; de Igualdad, Bibiana Aído, y de Industria, Comercio y Turismo, Miguel Sebastián.
Los presidentes del Congreso y del Senado fueron los encargados de recibir a los Reyes y al resto de autoridades a las doce del mediodía en la Puerta de los Leones, tras lo cual se dirigieron al Vestíbulo de Isabel II, donde fueron saludando uno a uno a todos los miembros de la Mesa de ambas Cámaras, y posteriormente al Hemiciclo.
AMBIGüEDAD CERO
El homenaje, que fue seguido por los representantes de las víctimas del terrorismo y las altas autoridades del Estado desde la tribuna de invitados del Hemiciclo, comenzó con la interpretación del Himno Nacional por parte de la Orquesta Sinfónica Chamartín, tras el cual tomó la palabra el presidente del Congreso.
Bono aprovechó su discurso para denunciar cualquier indicio de permisividad hacia el entorno del terror y para abogar por "castigar" de forma unánime a aquellos políticos "tibios" que "pisen la línea roja" entre el terrorismo y la democracia. "Ambigüedad cero", enfatizó.
LA UNIDAD COMO DEBER FRENTE A LAS VICTIMAS
A renglón seguido, Bono dio la palabra a Don Juan Carlos, quien durante su alocución consideró "una prioridad insoslayable" acabar con el terrorismo "con todos los instrumentos del Estado de Derecho" y señaló la unidad como "un deber frente a las víctimas".
A continuación, los asistentes a esta primera edición del Día de las Víctimas del Terrorismo guardaron un minuto de silencio en memoria de las ausentes y, posteriormente, la Orquesta Sinfónica Chamartín interpretó el larguetto de la serenata para cuerdas opus 22, de Antonin Dvorak.
Las víctimas del terrorismo y sus familiares mostraron su satisfacción con el desarrollo de este acto, especialmente con los discursos pronunciados por el jefe del Estado y el presidente del Congreso, que alabaron por su "emotividad". Eso sí, desde la AVT se le solicitó a Bono que el próximo año en este homenaje también pueda intervenir algún representante de estos colectivos.
Esta es la primera edición de una iniciativa que partió del propio Bono, que la anunció el pasado 11 de marzo, con motivo del homenaje que el Congreso celebró coincidiendo con el sexto aniversario de la matanza terrorista de 2004. El objetivo, según explicó entonces el presidente del Congreso, es "perpetuar cada año su recuerdo en la memoria colectiva".
"Ese día nos reuniremos todos los años no para competir, sino para compartir", proclamó ese día Bono, quien sin embargo hoy lamentó la escasa presencia de presidentes autonómicos --sólo asistió el lehendakari, Patxi López--, "pese a que todos estaban invitados".
La fecha del 27 de junio fue propuesta a Bono por todas las asociaciones de víctimas porque ese día de 1960 ETA asesinó por primera vez a una niña de 22 meses llamada Begoña Urroz Ibarrola, que murió calcinada en un coche como consecuencia de un artefacto explosivo que la banda terrorista hizo explotar en la estación de autobuses de Donostia. Hasta hace poco se consideraba como primera muerte reconocida la del guardia civil de Tráfico José Angel Pardines en un tiroteo mantenido en Billabona el 7 de junio de 1968.