la "intifada marítima" - el convoy naval que debía llevar 10.000 tn de ayudas humanitarias a Gaza - ha sido un fracaso total : para los simpatizantes de Hamás, que gobierna en Gaza, ya que la flotilla de 6 naves no llegó a destino. Y fracaso militar de Israel, que la capturó sangrientamente en alta mar al precio de verse en una profunda crisis nacional e internacional.

A falta de una información exacta de los hechos - hasta ahora cada uno ha contado la historia como más le ha convenido-, lo más probable es que este episodio naval de la intifada palestina sea el producto de dos fallos israelíes. Uno, evidente, es que el abordaje se llevó a cabo patosamente por la Marina israelí que menospreció la voluntad de resistencia de los 682 voluntarios embarcados por no disponer de una información precisa de la ubicación de los pro palestinos de a bordo. El resultado fueron una decena de muertos y medio centenar de heridos, entre ellos una decena de solados israelís.

El otro fallo israelí, rocambolesco cómo casi todo lo que sucede en el Oriente Próximo, es una maniobra interna del Partido Laborista para echar a su correligionario y ministro de Defensa, Ehud Barak. Este entró en el Gabinete de Netanyahu en contra del parecer de la mayoría del partido y con el paso del tiempo su propia fracción parlamentaria se le ha rebelado a causa de su prepotencia política. El revelo de este episodio podría provocar la salida de Barak del Gobierno Netanyahu.

Esta interpretación de lo sucedido se basa en que la decisión de capturar el convoy humanitario fue adoptada por unanimidad en el gabinete de seguridad del Gobierno israelí, pero a la hora de buscar culpable se sacrifica siempre al ministro de Defensa? hombre mal visto por los radicales de Lieberman, agrupación clave de la mayoría gubernamental.

También aboga en pro de esta interpretación la sospechosa avería producida en Chipre - sospechosa por oportuna- de los dos barcos estadounidenses de la flotilla, "Challenger I" y "Challenger II". Al quedarse fuera del convoy, no había riesgo alguno que hubiera víctimas norteamericanas, humanas o materiales, en la operación militar. Y eso aminoraba en principio la eventual reacción de la opinión pública estadounidense.

Por último, aunque con condición de motivo principal de la torpeza de la operación, está el empeño de los "halcones" del Gabinete israelí en impedir que se iniciasen las conversaciones de paz con los palestinos que Washington, la Oorganización de Naciones Unidas y la Unión Europea habían impuesto de hecho al Gobierno de Jerusalén.

Enfocada así la crisis, la versión de la ejecución patosa, hecha adrede para torpedear las negociaciones inminentes, se ve reforzada también por otras consideraciones. La principal es el hecho de que el proyecto de llevar ayudas humanitarias a Gaza por vía marítima era sabido desde hace tiempo y la diplomacia israelí estuvo semanas atrás a punto de resolver suavemente el caso; faltó el canto de un duro para que cristalizase la alternativa de llevar esas 10.000 toneladas de ayuda en barcos turcos directamente a Gaza, evitando así la provocación del gesto de solidaridad con Gaza y Hamas de 682 personas de 42 naciones.