vitoria. El consejero de Interior, Rodolfo Ares, rehusó ayer entrar al trapo tras la versión ofrecida por el Sindicato Médico de Euskadi sobre la ausencia de bajas fraudulentas en las filas de la Ertzaintza y la advertencia de los galenos a la Administración para que no interfiera en sus funciones. Ares optó por lanzar un mensaje conciliador y mostrar su confianza en que en las próximas semanas el Departamento y los sindicatos lograrán consensuar medidas que reduzcan estos índices.

La apuesta del titular de Interior por el trabajo en equipo y la ausencia de fricciones se traduce en "dejar trabajar" a la mesa conformada por el Departamento que él dirige y los sindicatos de la Policía vasca. No obstante, Ares defendió que si tuviera que repetir la intervención que protagonizó hace dos meses en la Cámara vasca y que suscitó las airadas protestas sindicatos volviera a emplear los mismos argumentos de entonces.

El elevado porcentaje de absentismo laboral que Ares reveló en el atril de oradores -un 12% que duplica los índices habituales- fue rápidamente contestado por los sindicatos, hasta el punto que dejaron en evidencia al titular de Interior tras demostrar que había engordado en tres puntos porcentuales el índice.

El dirigente socialista evitó ayer hablar de la posibilidad de que haya bajas motivadas por "actitudes fraudulentas" y se limitó a explicar que "cuando toque" dará todos los datos para aclarar las declaraciones del presidente del Sindicato Médico de Euskadi, Kepa Urigoitia.

No obstante, matizó que la "inmensa mayoría" de los agentes vascos cumplen diariamente con sus obligaciones, por lo que es una responsabilidad del Departamento de Interior buscar medidas para bajar el absentismo, centrando su aplicación en aquéllos que con "carácter asiduo" o en "circunstancias especiales" obtienen la baja médica.

El PSE respaldó a su compañero de filas en el Parlamento a través de una de sus representantes en la Comisión de Sanidad, Blanca Roncal, quien el lunes aseguró que las polémicas declaraciones de Ares en su intervención parlamentaria del 19 de febrero no tuvieron en ningún momento la intención de criticar el buen quehacer de los médicos.