sevilla. José María Aznar, ex presidente del Gobierno, ex líder del PP, aún presidente de honor de los populares y gestor de la Fundación FAES, fue quien ayer volvió a marcar el rumbo del partido en detrimento de su sucesor, Mariano Rajoy. Y lo hizo delante de él, durante el discurso en el almuerzo celebrado en Sevilla para conmemorar el X Congreso Nacional del PP que le llevó a la presidencia del partido hace 20 años. En ese marco y rodeado de su vieja guardia (Rajoy incluído) sentenció entre aplausos que el PP "tiene que seguir siendo implacable contra la corrupción".
Aznar quiso agradecer a todos los asistentes su apoyo en la determinación política de demostrar a los españoles "que el PP era, y debe seguir siendo, incompatible con la corrupción". "Estoy seguro de que compartís conmigo la convicción de que la buena política es siempre una política ética; y que la mala política desprecia los límites éticos", indicó el ex presidente, que agregó que "por eso debemos estar siempre alerta, no restar nunca valor a la honradez y no tolerar ni minimizar la corrupción".
"Los españoles no entenderían que el PP dejase de ser incompatible con la corrupción", según manifestó Aznar, para quien "los socialistas pretenden que deje de serlo y no podemos tolerarlo", recalcó. En su opinión, el PP que surgió del congreso de Sevilla hace 20 años "fue implacable con la corrupción y creo que nuestros militantes nos exigen que así siga siendo".
España se hunde Dejando a un lado los casos de corrupción, Aznar expresó además su preocupación por la situación de España, "un país en el que se han puesto en cuestión los pilares de la transición en los que se sustenta su éxito histórico" y señaló el "debilitamiento extremo del Estado, la profunda crisis económica y social y el retraso internacional de España" como principales problemas. En su opinión, "el PP tiene no sólo la oportunidad, sino la obligación de acertar y ganar la confianza de la mayoría para recuperar el rumbo histórico de España, perdido desde 2004".