washington. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama y su homólogo ruso, Dimitri Medvedev, firman hoy en Praga, el acuerdo que sustituirá al Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START) que expiró el pasado 5 de diciembre, y que limita las cabezas nucleares operativas a 1.550, lo que reduce en casi dos tercios la cantidad contemplada en el primer tratado. Este nuevo acuerdo supone un logro diplomático y un paso hacia unas mejores relaciones con Moscú tras zanjar el acuerdo en marzo, después de meses de discusiones para buscar un acuerdo sustituto al START I, firmado en 1995 para autolimitar la capacidad ofensiva tras la Guerra Fría, que expiró en 2009. El acto de firma va a tener lugar en un castillo de Praga, después de que Obama y Medvedev mantengan un encuentro privado. Ya por la tarde, ambos dirigentes cenarán junto a once jefes de Estado y de Gobierno de países del centro y este de Europa, en un gesto que parece encaminado a demostrar que Estados Unidos no renuncia a sus aliados de la OTAN en favor de Moscú.
Tras la firma de Obama, el nuevo documento necesita en Estados Unidos la aprobación de dos tercios de los legisladores en el Senado, algo que podría generar dificultades y debates internos, según han anticipado varios analistas que dejan en el aire el posible respaldo republicano al acuerdo. Obama defendió precisamente hace un año durante un discurso en Praga su deseo de buscar "la paz y la seguridad de un mundo sin armamentos nucleares". El inquilino de la Casa Blanca confía en que el sustituto del START avance en este compromiso de un mundo sin armas atómicas, algo para lo que Estados Unidos ha empezado a dar tímidos pasos, como quedaría de manifiesto en la Revisión de la Postura Nuclear. La revisión limita la importancia de estas armas en la estrategia de seguridad nacional, pero parece que es más cauta de lo que esperaban muchos de los que la apoyaban. Además, niega el derecho a usar armamento atómico contra países que no lo posean, aunque deja la puerta abierta en cuanto a estados que incumplan las obligaciones de no proliferación nuclear incluidas en los tratados internacionales, lo que mantiene la amenaza sobre Irán.
acercamiento de posturas La firma del pacto tiene implicaciones prácticas pero también simbólicas, ya que refleja un intento de mejorar las relaciones entre los otrora enemigos durante la Guerra Fría. El actual dirigente norteamericano se ha marcado esta mejora de las relaciones como uno de los principales objetivos de su mandato en la arena internacional, después de que Washington y Moscú discrepasen en torno a la guerra entre Rusia y Georgia de 2008. Entre otros asuntos, el presidente Barack Obama buscará el apoyo de Moscú en aspectos clave de política internacional como Irán, contra el que Washington reclama un endurecimiento de las sanciones en el seno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El integrante del Centro de Estudios Estratégicos e Internacional Andrew Kuchins señaló que, con toda probabilidad, Irán será el asunto principal que se tratará en la reunión entre los dos mandatarios. Con la firma de este tratado, al estilo Gorbachov y Reagan, el mundo podría encaminarse hacia un futuro con cada vez menos armamento atómico y por lo tanto, más seguro, más pacífico.