tegucigalpa. El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, cumple hoy tres meses refugiado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, custodiada por policías y militares. Zelaya regresó por sorpresa a la capital hondureña el 21 de septiembre pasado para seguir exigiendo su restitución en el poder.
Zelaya dijo que no se arrepiente de haber regresado al país. "Mi retorno al país es lo más acertado que he hecho en toda mi vida política. Es lo mejor que he hecho en mi vida, lo más correcto ha sido venir a ponerme de frente a mi pueblo, que está siendo reprimido, lo hice con plena convicción, lo hice porque quería yo mismo estar frente al problema", subrayó.
Zelaya considera que quienes han fracasado, porque no han podido restituirlo en el poder, son la comunidad internacional y Estados Unidos, país al que acusa de actuar con un doble discurso, porque primero condenó el golpe de Estado y después reconoció las elecciones del 29 de noviembre pasado.
Zelaya fue derrocado por los militares el 28 de junio y enviado a Costa Rica, desde donde inició un periplo por varios países del continente en busca de su restitución en la Presidencia de Honduras y después se radicó en Nicaragua. En noviembre, tras un debate acerca de la celebración de las elecciones, a las que el Tribunal Supremo Electoral convocó un mes antes del derrocamiento de Zelaya, éstas tuvieron lugar, con un contundente triunfo al candidato del opositor Partido Nacional, Porfirio Lobo, a quien derrotó en 2005.
Al cerrar 2009, Honduras se encuentra con el inusual caso de tener tres presidentes: un derrocado, uno de facto y otro electo en unas elecciones que Zelaya y una parte de la comunidad internacional no reconocen.