os indicadores de evolución de la pandemia tanto en la CAV como en Navarra llevan varias semanas arrojando datos muy preocupantes. Tanto el número de contagios diarios registrados como la tasa de positividad y, sobre todo, la presión hospitalaria muestran que la cuarta ola está provocando situaciones de gravedad, lo que obliga tanto a las administraciones públicas como a la ciudadanía en general a continuar en alerta y a adoptar y mantener, en su caso, las medidas de prevención frente al virus. La circunstancia de que desde el inicio de la pandemia en Euskadi solo haya habido 32 días sin muertes por covid es especialmente significativo. En especial, preocupa el escenario en las UCI de Euskadi, en las que el viernes había ingresados 141 pacientes críticos, un dato de camas ocupadas que no se daba desde el pasado 21 de febrero. Un hecho significativo de la actual situación es que, frente a lo que venía sucediendo hasta ahora, la edad media de ingresados está ya por debajo de los 60 años y que una cuarta parte de estos enfermos graves tiene menos de 45 años, una evolución que tiene que ver por una parte con la práctica culminación de la vacunación de los más mayores -no hay ya en las UCI nadie por encima de los 80 años- y, por otra, con las propias características de la cepa actualmente predominante del virus. Sin embargo, hay algunos datos que, pese a la gravedad, permiten vislumbrar signos esperanzadores. El proceso de vacunación continúa, pese a los vaivenes derivados de los suministros y algunas dudas sobre viales concretos, un ritmo sostenido de inmunización que, como se comprueba en las residencias y en las UCI, da sus frutos. Además, hay síntomas que indican que nos encontramos ya en el pico de esta cuarta ola, en una especie de meseta aún con dientes de sierra y que, según la actual evolución, cada pico máximo de las distintas curvas es algo más bajo que las anteriores, lo que indicaría que tanto la vacunación como la adopción de medidas preventivas están surtiendo efecto. A falta de la actualización de los datos que tendrá lugar mañana con la situación epidemiológica de cada municipio -y, en consecuencia, con las localidades que entran y salen de la zona roja-, continúa siendo necesaria la llamada a la responsabilidad y al cumplimiento de las medidas de prevención a la espera de la ansiada inmunidad de grupo.