uskadi celebra hoy, de nuevo, un Aberri Eguna atípico, marcado por circunstancias extraordinarias que formarán parte de la historia de nuestro país. Con la resaca de la alegría desbordante -y en la mayoría de los casos, aunque lamentablemente no en todos, responsable- de la afición del Athletic tras proclamarse ayer, 36 años después, campeón de Copa en lo que constituyó una gran fiesta de hermandad, rivalidad e identidad propia del fútbol vasco, la ciudadanía vive hoy la segunda conmemoración de Aberri Eguna bajo la realidad social y sanitaria que impone la pandemia de covid-19. Un escenario que si bien sigue reflejando una situación muy dura y preocupante ante el repunte de casos en los últimos días, no es el de hace un año con un confinamiento estricto y nos invadía el miedo al desconocido virus. Hoy, hay motivos para la esperanza y para mirar al futuro con cierto optimismo aun con la debida prudencia y responsabilidad propias del momento. La esperada llegada de más dosis de vacunas ha provocado un extraordinario acelerón en el ritmo de inmunización que hace que las perspectivas de cara a las próximas semanas y meses sea halagüeña, sin parangón con lo sucedido hasta ahora. Si algo ha demostrado a las claras Euskadi, sus instituciones y su ciudadanía, durante estos últimos meses es su capacidad y determinación para hacer frente a la adversidad, cuidarse y para tomar decisiones -algunas muy duras- con pleno rigor, responsabilidad de la situación y garantías. Sin embargo, la situación política en el Estado -marcada por la confrontación, la inestabilidad y la ausencia de perspectiva- y su constante impulso recentralizador han lastrado la toma de decisiones propias y, con ello, han restado instumentos y recursos imprescindibles para afrontar la pandemia. De ahí la necesidad de, en este Aberri Eguna, reivindicar el derecho del pueblo vasco a su soberanía mediante la institucionalización del derecho a decidir que dote a Euskadi de un nuevo estatus político con plena capacidad de autogobierno y mecanismos y recursos propios para gestionar la realidad de una sociedad avanzada como la vasca y cimentar el futuro de recuperación total mirando a Europa. Este Aberri Eguna es, por ello, el del esperanzador avance en el histórico camino de la construcción nacional hacia una mayor soberanía que proporcione más y mejor bienestar al conjunto de la ciudadanía.