a advertencia del director para Europa de la Organización Mundial de la Salud, Hans Kluge, sobre el “crecimiento exponencial” de la pandemia en el continente y los nuevos indicadores básicos que prepara el Ministerio de Sanidad respecto a incidencia acumulada en 14 y 7 días, tasa de positividad en PCR y ocupación hospitalaria avivan en Euskadi el temor a otra ola de contagios cuando parecía haberse controlado la que elevó los porcentajes de positivos en PCR hasta el 9% y el número reproductivo básico a 1,16 a finales de agosto y principios de setiembre. Esta última tasa, que indica el número de transmisiones por cada infectado en los últimos 14 días, se ha elevado en Euskadi hasta el 1,24 de ayer (828 positivos de 11.263 tests), aunque en otros baremos de riesgo, los hospitalarios, que maneja el Ministerio de Sanidad (+25% de UCI y +20% de ocupación en planta), que no son precisamente laxos, Euskadi se halla (16% y 17%) prudentemente por debajo de los mismos. Los niveles de alarma, en todo caso, deben ser analizados en sus justos términos y más allá de la incidencia acumulada por cien mil habitantes o del porcentaje puntual de positivos por PCR, variables en virtud de características demográficas concretas como la concentración urbana o el tipo de contactos que se someten a las pruebas. Así, la comparación de los datos de los primeros quince días de octubre con los del mes de setiembre no muestran un nítido empeoramiento de la situación que, en todo caso, debe ser prevenida, ya que en todo septiembre se practicaron 187.860 pruebas PCR, a una media diaria de 6.260, con un total de 15.616 positivos, 520 al día como media (8,3%); mientras que en lo que llevamos de octubre se han realizado 130.872 PCR, 8.725 diarias, con un total de 7.113 positivos, una media de 474 al día (5,4%). Pero en tres días (12, 14 y 15) se ha llegado al 7,8%, 6,2% y 7,4%, lo que puede avalar una nueva llamada a la prudencia y al cumplimiento o extensión de las restricciones. Que el análisis continuado de los datos permita considerar en su realidad los niveles de riesgo o situar la verdadera incidencia de una tercera ola de contagios si la hubiera, no significa que quepa relativizar la prevención o relajar las medidas y la responsabilidad individual y colectiva en el control de los contagios. Por el contrario, es la propia evolución de los datos la que prueba que extremar las precauciones funciona.