El pasado 30 de marzo se celebró el Día Internacional de cero Desechos, una efeméride proclamada por las Naciones Unidas en su Resolución A/RES/77/161 del 20 de diciembre de 2022. Se pretende con ello reducir los residuos y desechos sólidos en el planeta, fomentando la transición en la sociedad hacia una economía circular y crear conciencia de la contribución de las iniciativas sobre cero desechos para la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Uno de los problemas más importantes en la generación de residuos son los plásticos, y es uno de los ejemplos más recurrentes a los que nos está llevando el actual modelo de economía lineal basado en producir-usar-tirar. Últimamente se oye que “hay que desplastificar el Planeta”, porque si seguimos con el actual ritmo de producción y consumo de plásticos, los océanos y los mares seguirán colmándose hasta convertirse en auténticos vertederos.
Además, la contaminación por plásticos no afecta solo al medio ambiente, sino que representa una seria amenaza para nuestra propia salud. Cada vez se publican más estudios e informes médicos que certifican la presencia de los microplásticos, que se filtran por todas partes hasta acabar incorporándose al organismo de los seres humanos y del resto de los seres vivos.
El estudio de Naciones Unidas sobre la contaminación por plásticos destaca que la contaminación por plásticos en los ecosistemas acuáticos ha aumentado considerablemente en los últimos años y que se prevé que se duplique para 2030, con consecuencias nefastas para la salud, la economía, la biodiversidad y el clima.
Ha llegado el momento de pasar a la acción y sumar esfuerzos para frenar la expansión de los plásticos, y entre ellos, muchos de los envases que nos encontramos en las compras. La sección de frutas y verduras de los comercios y superficies, que incluye manzanas, lechugas, pepinos, mangos y otras muchas frutas y hortalizas enteras, es uno de los mejores lugares en los que comprobar el excesivo uso que se está haciendo del plástico como material de envasado. Nos encontramos en muchas ocasiones con cajitas de plástico, pero también, incluso, racimos de uva en cajas de polietileno, o un puñado de limones en una malla de plástico. Es decir, las frutas y verduras a la venta, embolsadas y plastificadas de mil y una formas diferentes.
No se ha conseguido frenar esta tendencia, y los consumidores nos llevamos a nuestras casas muchos residuos plásticos, aunque siempre está la posibilidad de comprar la verdura y otros productos frescos en el mercado municipal del barrio o de tu pueblo a granel, o cuando no queda más remedio que comprarlos, aunque es mejor evitarlo, desembalarlos y meter los envases en bolsas de tela, llevar todo a caja para que el cajero o la cajera pueda cobrar sin problemas, y después llevar los embalajes al punto de atención al cliente y dejar una nota para el jefe de compras, y recordarle que deben eliminar tantos envases.
El Real Decreto 1055/2022, de 27 de diciembre, de envases y residuos de envases, del Ministerio para la Transición Ecológica y del Reto Demográfico, viene a plantear que los establecimientos de alimentación debían de adoptar las medidas oportunas para presentar a granel las frutas y las verduras vendidas frescas, aunque con algunas excepciones, y, entre sus motivos, estaba el tratar de poner límites a la proliferación de plásticos en contacto directo con los alimentos y los llamados plásticos superfluos, aquellos plásticos innecesarios cuya misión ya no es la de competir en el lineal ni proteger al contenido, sino que obedece a razones de marketing de marca.
Este exigencia tenía como excepción las frutas y hortalizas envasadas en lotes de 1,5 kilogramos o más, así como las frutas y hortalizas de una variedad protegida, con una indicación geográfica de calidad diferenciada o de agricultura ecológica. También se establecía como excepción las frutas y hortalizas que pudieran sufrir riesgo de deterioro o merma. Para definir estos casos, una orden del Ministerio de Agricultura debía elaborar la lista de excepciones. Pero dicho ministerio no ha hecho los deberes, y los plazos finalizaron en 2023 y la norma sigue sin adoptarse.
Pero, llueve sobre mojado, y tampoco se ha cumplido la obligación establecida en ese mismo decreto del Ministerio para la Transición Ecológica de introducir en los establecimientos los envases reutilizados de bebidas de cara a reducir los residuos. Desde el 1 de enero de 2025 los comercios minoristas con una superficie igual o superior a 300 metros cuadrados estaban obligados a ofrecer al menos cuatro tipos de productos con envases reutilizables de bebidas, por ejemplo, una cerveza de 1 litro, y estos objetivos progresivamente abarcarían en el tiempo a más establecimientos. La reutilización, ambiental y económicamente es mucho mejor que el reciclaje, y como tal, figura en segundo lugar en la jerarquía europea en materia de gestión de residuos, y, por tanto, también aquí, Euskadi, cuyo orden de prioridad es: prevención, reutilización, reciclado, valorización energética o incineración y eliminación.
La industria ha visto que los objetivos propuestos en el Real Decreto son de unos pocos envases reutilizables frente al un uso y justamente es este hecho el que ha aplazado la implementación de esta medida de reutilización.
El Gobierno español, por su parte, podría haber introducido tal y como indica el propio real decreto mejoras e implementado medidas de reutilización en orden ministerial para reforzar de esta forma el compromiso con la reutilización; sin embargo, no lo ha hecho y ha visto bien dar una patada adelante en base al reglamento europeo de envases.
Otra cuestión a destacar son también las situaciones que se dan en diversos acontecimientos festivos, culturales o deportivos al ofrecer vasos reutilizables. Esto se ve en la cantidad de fiestas en nuestros pueblos y ciudades de Euskal Herria, por poner un ejemplo, en los que se ofrecen por parte de sus organizadores determinadas prácticas como la venta de vasos reutilizables, pero sin dar la opción a su retorno o dificultando mucho esa devolución, ya que en muchas ocasiones se diseñan vasos personalizados para tal evento que no pueden reutilizarse al año siguiente, lo que hace que el entorno de las fiestas se transforme en auténticos vertederos. No obstante, el nuevo reglamento europeo de envases aclara muy bien que un envase solo es reutilizable solo si se integra en un sistema de retorno.
Nos estamos aproximando de forma acelerada a los límites planetarios, y esto implica que no queda otro remedio que reducir drásticamente el consumo y los envases y residuos asociados, y es fundamental preparar y educar a la sociedad en que hay que cambiar el modelo, y no se puede crecer indefinidamente en un planeta con recursos finitos.
Experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente