Estamos asistiendo a una preocupante involución sobre conceptos que creíamos superados. Lo más desconcertante es lo rápido que se nos olvidan los datos y los análisis realizados por la academia, consultoras, personas expertas en recursos humanos e incluso premios Nobel, que demuestran la persistente falta de igualdad de oportunidades para las mujeres en su desarrollo profesional, simplemente por el hecho de ser mujeres.
Hasta donde sabemos, no hay estudio fundamentado que haya probado que las mujeres no estén preparadas para liderar ni que las que ocupan puestos directivos tengan menos competencias que sus homólogos masculinos. Entonces, ¿por qué seguimos siendo minoría en estos espacios? ¿Por qué cobramos menos? ¿Por qué hay menos oportunidades de promocionar?
McKinsey, consultora de referencia en el análisis de la situación de la mujer en el mundo laboral, ha llegado a varias conclusiones inquietantes. Primero, que las mujeres ocupan solo el 29% de los puestos en la alta dirección y el 39% en los niveles gerenciales, con una evolución de apenas dos puntos porcentuales en los últimos nueve años. Segundo, que las mujeres en posiciones de liderazgo están abandonando sus empresas a tasas alarmantes. Por cada mujer en dirección que asciende, dos abandonan la compañía. Y tercero, que las mujeres líderes enfrentan microagresiones que socavan su autoridad y dificultan su avance profesional. Además, asumen tareas adicionales relacionadas con el bienestar de los empleados y la diversidad, equidad e inclusión (DEI), sin que esto sea formalmente reconocido en sus evaluaciones de desempeño.
Estas situaciones también se observan en nuestro entorno más cercano, el estudio de PWN Bilbao sobre igualdad en la industria vasca refleja datos igualmente reveladores. A la pregunta: “¿Existe igualdad de oportunidades y de trato profesional entre hombres y mujeres en tu empresa?”, los hombres otorgaron una puntuación de 4,4 sobre 5, mientras que las mujeres la valoraron en 3,9. Es curioso que ellos perciban mayor igualdad que ellas. Además, el 62% de las mujeres encuestadas considera que tienen más dificultades para acceder a puestos de liderazgo que los hombres, una opinión compartida por el 37% de los hombres encuestados. En cambio, solo el 4% de los hombres y el 2% de las mujeres afirmaron que los hombres lo tienen más difícil.
Estos datos reflejan una realidad clara: cuando Trump y sus acólitos hablan de una “lesión grave” al principio de igualdad de oportunidades a través de las políticas DEI, en realidad, es la falta de estas políticas la que puede perpetuar un desequilibrio crónico, evidentemente en favor de los hombres y en contra de la competitividad y prosperidad de sus empresas.
Desde PWN Bilbao, nuestra postura es, sin embargo, conciliadora. Apostamos por el análisis, el debate constructivo y la generación de consensos con nuestras empresas colaboradoras, para así, garantizar la atracción y el desarrollo del mejor talento, sin distinción de género. En este sentido, nuestras conclusiones y propuestas son claras:
1. Sin un buen diagnóstico de situación, se corre el riesgo de tomar decisiones equivocadas. Por ello, nuestro grupo de trabajo Think Tank PWN, conformado por 24 empresas, trabaja en un cuadro de mando que ayude a entender mejor la realidad y a tomar decisiones informadas.
2. Sin un trabajo específico de mentoría y acompañamiento para las mujeres en su desarrollo profesional, muchas abandonan ante la incomprensión y las barreras culturales que imperan en organizaciones con predominancia masculina.
3. Es fundamental crear espacios seguros en las empresas para la reflexión y la comunicación entre hombres y mujeres, donde puedan compartir sus perspectivas sobre las medidas de igualdad. Esto permitiría identificar y fortalecer las iniciativas más eficaces para todos.
Nuestra propuesta no busca dividir en bandos opuestos, sino propiciar el diálogo. En lugar de reprimir las voces críticas o imponer argumentos, queremos generar espacios donde las diferencias se discutan de manera constructiva sin frenar el avance hacia la igualdad. Solo así podremos construir entornos más igualitarios, con más y mejor talento, y por ende, más competitivos.
En este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es más necesario que nunca abrazar modelos de gestión basados en tres principios fundamentales:
1. La búsqueda del mejor talento, más allá de sesgos y estereotipos de género.
2. La construcción de puentes para tratar los disensos y reconocer las percepciones de cada persona, con el fin de edificar un modelo cultural conjunto.
3. La colaboración entre empresas para reforzar principios y valores compartidos, sin ceder ante amenazas externas.
El verdadero reto no es solo cerrar la brecha de género, sino garantizar que las decisiones que tomamos hoy creen un futuro laboral más equitativo y competitivo para todos y todas.
Presidenta de PWN Bilbao