Un cambio
El nuevo gobierno de Catalunya ya es una realidad, con Salvador Illa al frente. Ayer echó a andar con la toma de posesión. Los retos no son pocos: refuerzo de la seguridad, regulación de los pisos turísticos, un plan contra la sequía, educación. Catalunya se asoma a un nuevo ciclo político todavía con las heridas del anterior. En InfoLibre nos cuentan que Illa “no quiere hacer de su confrontación con el Estado central su seña de identidad y eso ya marca un cambio respecto a la etapa precedente”. Claro que una cosa es eso y otra, la realidad que llegue, con una ERC que le tendrá atado en corto.
La Opa
Junts se ha echado al monte, no se sabe muy bien para qué, y mientras se aclaran (tendrán congreso en octubre), enfrente también se mueven. “Opa de Salvador Illa a la Convergencia de Pujol tras el harakiri de Junts”, es el titular que han elegido en Economía Digital para contarnos que el nuevo presidente catalán ha fichado a los convergentes “pragmáticos” para el Ejecutivo a la vez “que compra sus tesis nacionalistas”. Comparto que a Junts no le ha salido la jugada, pero dudo que Illa se haya lanzado a ocupar el espacio de la antigua CiU. Aunque quisiera, tampoco podría. Hay demasiados ojos vigilando.
Si, otra vez Puigdemont
No piensen que Carles Puigdemont se ha quedado callado después de la performance del jueves y de volver a salir de la chistera en Waterloo. Emperrado en retener un protagonismo que las urnas no le han dado, ha denunciado la existencia de una segunda operación ‘Jaula’, ésta contra el independentismo para, asegura, “buscar su aislamiento y estigmatización mediática” y presentarlo como prescindible y molesto frente a la nueva mayoría del Parlament que forman PSC, ERC y los Comuns. Empiezo a recordar con franca nostalgia el momento en el que afirmó que dejaría la política activa si no resultaba elegido President.
Una vida en la maleta
¿Se imagina vivir sabiendo que, llegado el caso, no tiene mucho tiempo de salvar lo importante antes de huir? Esa es la guerra psicológica que está desplegando el conflicto entre Hezbolá e Israel. En Ctxt han hablado con Ali Najdi, consultor en el sector sanitario: “Nos avisarían con dos horas para evacuar en el caso de que fuese necesario”. A sus 30 años, le salen las cuentas: “Sé que necesito media hora para poner mi vida en una maleta: mi pasaporte, mis diplomas universitarios, mis pájaros y mis guitarras”. Una entereza que sorprende, que las bombas no han conseguido doblegar y que te hace replantearte muchas cosas.
Jóvenes y vivienda: el drama
Los jóvenes patrios viven, qué duda cabe, en una situación que nada tiene que ver con la de Ali Nadji, pero eso no quiere decir que lo tengan fácil, ni mucho menos. “Los jóvenes se emancipan más tarde que nunca con los precios de la vivienda más altos de la historia” (Business Insider). El drama de siempre, pese a parches que sí funcionan, como la subida del salario mínimo. Lo diabólico del asunto es que los jóvenes sólo pueden independizarse…cuando dejan de ser jóvenes (pasados los 30 años). Detrás, proyectos vitales que no llegan a realizarse, frustración y un sistema que no tendrá a nadie que lo sostenga mañana.