En los últimos tiempos se están publicando cada vez más estudios científicos que vienen a demostrar la relación existente entre los tóxicos de los plásticos y sus efectos en el medio ambiente y en la salud de las personas, incluido el cáncer.
El último de ellos, tal y como se publica en la revista Residuos profesional, es un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Granada y del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.GRANADA), que ha revelado posibles asociaciones entre la exposición humana a los ftalatos y los niveles de marcadores inflamatorios en el organismo, algunos de ellos relacionados con enfermedades como la diabetes o el cáncer.
Los resultados han mostrado dichas asociaciones entre la exposición a ciertos tipos de ftalatos y diferentes proteínas inflamatorias. Los ftalatos son compuestos químicos usados para aumentar la flexibilidad y durabilidad de los plásticos, los cuales se encuentran en una amplia variedad de productos de consumo, como juguetes de plástico, envases de alimentos, dispositivos médicos y materiales de construcción.
Este estudio ha sido realizado por investigadores de la UGR, de los grupos E14-Medicina Preventiva y Salud Pública y A15-Oncología Básica y Clínica del ibs. GRANADA, del CIBERESP y de los Hospitales Universitarios San Cecilio, Santa Ana y Copenhague-Rigshospitalet de Dinamarca. Se han analizado muestras de sangre de 213 personas, donde se han explorado las asociaciones entre las concentraciones de 10 metabolitos de ftalatos y 19 citoquinas y proteínas de fase aguda.
El profesor del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la UGR Juan Pedro Arrebola, que lidera el estudio, afirma que “estos resultados son de gran relevancia a la hora de identificar posibles daños relacionados con la exposición constante a estos compuestos, que podrían preceder al desarrollo a largo plazo de enfermedades crónicas muy prevalentes”.
Los resultados, además, subrayan la necesidad de limitar en la medida de lo posible el uso de plásticos y ofrecen una contribución significativa al campo emergente de la inmunoepidemiología y la toxicología, abriendo nuevas líneas de investigación sobre la exposición ambiental y su impacto en la salud humana.
Estos días también han trascendido diversas informaciones sobre la cuarta sesión de negociaciones para avanzar en la elaboración de un Tratado Global para Poner Fin a la Contaminación por Plástico, que finalizó el pasado 29 de abril en Ottawa (Canadá). En total, ha habido, tal y como lo cuenta Eduardo Robaina en la revista Climática, 174 delegados de países de Naciones Unidas. Pero no son los únicos allí presentes: al menos 196 lobistas de la industria química y de los combustibles fósiles se registraron para estar presentes, según la lista provisional de participantes del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
El listado ha sido analizado por el Center for International Environmental Law (CIEL) en colaboración con varias organizaciones, entre ellas Greenpeace y Break Free From Plastic. Hace unos días, esta última desveló que Coca-Cola, PepsiCo, Nestlé, Danone y Altria son responsables de un 24% de los plásticos contaminantes rastreables analizados durante cinco años.
Actualmente, casi la totalidad de los plásticos proceden de combustibles fósiles. Es por ello que “esta industria sigue aferrándose a los plásticos y los productos petroquímicos como tabla de salvación”, denuncian desde el CIEL. En comparación con la reunión anterior (INC-3, celebrada en noviembre del año pasado), el cuarto encuentro negociador (INC-4) ha experimentado un aumento del 37% de los grupos de presión. Aun así, la cifra podría ser superior ya que muchas veces las personas asistentes ocultan su vinculación profesional.
Otro estudio realizado por 19 investigadores pertenecientes a universidades de Australia, Canadá, Chile, Estados Unidos, Estonia, Filipinas, Nueva Zelanda y Reino Unido, y publicado en la revista Science Advances, viene a observar una correlación estadística directa entre la producción de plástico y la contaminación plástica, de modo que cada aumento del 1% en la producción de plástico se asocia con un aumento en la contaminación plástica en el medio ambiente.
Uno de los debates que se vienen sucediendo en las negociaciones del Tratado Global de las Naciones Unidas para Poner Fin a la Contaminación por Plásticos, es si reducir la producción de plástico o centrarse exclusivamente en su reciclaje. Empresas con intereses en los plásticos han exagerado las posibilidades del reciclaje y han tratado de minusvalorar la ingente cantidad de plásticos que se fabrican. Y sólo se recicla correctamente un 9% de plástico. En la medida en que la producción de plástico sigue aumentando, los residuos plásticos no dejarán de crecer.
A través del uso del plástico se ha avanzado en muchos terrenos, como en la medicina, en la construcción, en la automoción, etcétera. Pero se ha hecho sin prevención y cautela alguna, y sin tener en cuenta que se trata de un compuesto químico al que, se le añaden en bastantes casos, sustancias muy tóxicas para el medio ambiente y perjudiciales para nuestra salud.
Los polímeros en su mayor parte tienen una historia muy corta, y todavía en muchos de ellos no se conocen los riesgos que pueden suponer para las personas y el medio ambiente. Aunque en los últimos años sabemos cada vez más sus impactos según los estudios científicos desarrollados, porque hemos plastificado el planeta, y hemos convertido a un desconocido en el material más abundante en el mismo.
Es necesario actuar en varios frentes para que las cosas no vayan a peor. En primer lugar, se debe reducir la fabricación, la comercialización y el uso de plásticos procedentes del petróleo. En segundo lugar, y referido a los residuos plásticos de las basuras, las principales alternativas son la venta a granel y el envase reutilizable, y la implantación del Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), que en la UE en 2025 serán 19 los países que tendrán en marcha un SDDR para la recogida selectiva de botellas de plástico y latas de bebida, mientras que en el Estado español, incluida Euskadi, no hay ninguna comunidad autónoma con el SDDR en marcha.
Hay que “desplastificar” el planeta. Si seguimos con el actual ritmo de producción y consumo de plásticos, los océanos se seguirán colmando hasta convertirse en auténticos vertederos, pero también el suelo de nuestros campos. Para ello, se necesitan respuestas globales, pero también locales, y en ese sentido en Euskadi tenemos que hacer los deberes.
La contaminación por plásticos como dicen cada vez más estudios científicos afecta muy seriamente a nuestra salud, además, de al medio ambiente, y ha llegado el momento de pasar a la acción y sumar esfuerzos para solucionar esta grave amenaza, como es la contaminación por plásticos.
Experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente