En este tercer artículo de la serie “Euskadi en el espejo de ...” miramos a Singapur, una de las tres ciudades estado globales junto a Mónaco y el Vaticano. El “pequeño punto rojo”, apodo que recibe por cómo aparece en muchos mapas del mundo. Un lugar que además no decidió existir, ni fue planeado como ciudad-estado. Singapur fue primero expulsada, para después decidir su sentido de propósito en el mundo.
Tras unos años post coloniales convulsos, el antiguo puerto británico se separó de Malasia en 1965 por “invitación” del Gobierno malasio, debido a fricciones políticas, con connotaciones étnicas entre los respectivos grupos dominantes, chino en la isla y malayo en la península. El entonces primer ministro de Singapur, Lee Kuan Yew, tras haber sido derrotado en un proceso de integración con Malasia que apoyaba, decidió con pragmatismo mirar al mundo y dotar a una ciudad huérfana de país de un nuevo sentido del propósito: ser puerto global, proyectando esta visión en todos los ámbitos: mercancías, industria, servicios avanzados, talento… Un puerto total, alineando a toda su sociedad en este cometido con una planificación a largo plazo.
Puerto de industria de vanguardia. El punto rojo se especializa, sin tener miedo a cambiar según los sectores van madurando y otros nuevos los sustituyen en la cadena de valor. Su industria, aprovechando la conectividad del primer puerto del mundo, fue escalando desde la industria química, la logística y la ingeniería del transporte a, posteriormente, la electrónica, las ciencias biomédicas, la ingeniería aeroespacial o la energía renovable. Singapur no se agarra a un sector cuando madura intentando frenar el reloj del cambio, la “ciudad puerto” comienza a preparar su conexión a nuevos destinos sectoriales.
Puerto con visión holística. Destacan los servicios financieros y consultoría, donde acoge a más de 200 bancos y es centro regional elegido por muchas empresas de servicios financieros globales. El sector turístico en la estrategia de Singapur no solo es un sector en sí mismo si no que, además, refuerza su conectividad y sirve de tarjeta de visita, invirtiendo para que su aeropuerto y aerolínea nacional, Singapur Airlines, sean sinónimo de calidad, consiguiendo que Singapur sea una de las ciudades mas visitadas del mundo.
Puerto laboratorio. Singapur se presta como ciudad laboratorio, crea legislación novel y da seguridad a empresas, emprendedores al prestarse como ciudad laboratorio en aquellos nuevos sectores y tecnologías frontera que requieren de nuevos marcos legales y lugares donde desarrollarse. Sus últimas apuestas son la nueva movilidad, la IA o el FoodTech (innovación alimentaria). En todas estas áreas Singapur facilita la transferencia de conocimientos, procesos, tecnología y habilidades en los mercados globales. Aquel sector que creen va a hacer “moverse” el mundo tendrá generalmente como uno de sus primeros puntos de recepción y desarrollo a Singapur.
Puerto con marca. Los gobiernos de la isla saben de la importancia del place branding o disponer de una marca (y contenido) de lugar reconocible. Easy Asia, una de sus principales marcas, juega a eso, a recalcar las facilidades legales, fiscales y administrativas para empresas e individuos de todo el mundo. La pequeña ciudad-estado genera o apoya reconocimientos, como el Lee Kuan Yew World City Prize, el Nobel de las ciudades, que Bilbao ganó en su segunda edición, o junto a las universidades de Cornell e INSEAD, el índice anual Global Innovation Index, donde cada año se nombra a las economías más innovadoras del planeta, siguiendo esa máxima que dice que, para tu reputación, lo único mejor que recibir un premio una vez, es concederlo tú anualmente.
Puerto de talento local. Su competitividad comienza por su propia gente, con un sistema educativo flexible que, por ejemplo, enseña codificación en el jardín de infancia o enfatiza las habilidades de resolución de problemas y con la excelencia como primer objetivo, como muestra sus resultados en PISA. El Gobierno usa también su talento de forma bidireccional, becando y enviando a cientos de sus estudiantes a algunas de las mejores universidades del mundo al mismo tiempo que atrae a Singapur, algunos de esos centros. El Singapore-MIT Alliance for Research and Technology (SMART) de MIT en colaboración con la sociedad pública National Research Foundation of Singapore (NRF) es el primer centro de investigación del MIT fuera de EEUU y la escuela de negocios INSEAD ha llevado a la ciudad-estado su primer campus fuera de Francia.
A Singapur también se le ha llamado “Asia instantánea”, porque ofrece una visión rápida de las culturas que trajeron los inmigrantes de todas partes de Asia. Su actual presidente es de origen indio, por ejemplo. Singapur ha jugado a mantener el equilibrio entre instaurar el inglés como lengua franca para integrar a su sociedad inmigrante y facilitar el comercio con el mundo, al tiempo que exige el bilingüismo en las escuelas para preservar la lengua materna y la identidad étnica de los estudiantes de origen chino, malayo o indio. Apuesta multicultural que refuerza de paso su red: la comunidad malaya con el país vecino y la china e india, con dos de los países y diásporas más relevantes del planeta.
Tener los mejores recursos humanos locales y foráneos y conectar a este “puerto global” a los principales generadores de “mercancía innovadora”, algunos de los principales centros de formación e investigación del mundo. Singapur ha conseguido convertirse en un país muy diverso capaz de atraer talento manteniendo a la vez su identidad, lengua y cohesión. Una búsqueda del equilibrio constante (que ahora otros lugares como Dubai o Abu Dhabi quieren imitar) entre su comunidad y ese mundo cambiante al que fue arrojada.
La Junta de Desarrollo Económico de Singapur (EDB) es la principal agencia gubernamental que planifica y ejecuta estrategias de desarrollo económico e industrial, el “puerto total” tiene una dirección a su imagen y semejanza. EDB es responsable de las estrategias que mejoran la posición de Singapur como centro global para negocios, innovación y talento, con equipos multiculturales y de trayectorias mixtas, sector público y privado. El ente que desarrolla la estrategia de la ciudad es un fiel reflejo de su filosofía. Cuando desde EDB se habla con Basque Culinary Center, se interesan en nuestra formación, en nuestra investigación dentro de su apuesta por innovación alimentaria, por turismo y eventos. En su visión no hay silos aislados.
Conectividad con el mundo y también entre sus diversos sectores, industria, finanzas, turismo, talento, servicios avanzados… e incluso entre sus habitantes. Todo es parte de la misma estrategia. En este puerto global no existen los compartimentos estancos o mentalidad de suma cero entre ellos. Aprovechan su pequeño tamaño como una ventaja en la escena internacional. Si algunas claves suenan familiares en Euskadi, entonces tenemos un espejo donde mirarnos. Cambian los sectores, cambia el panorama internacional en una realidad cada vez más líquida, pero lo que no cambia es su, cada día más reforzado, sentido de propósito: ser el puerto de talento e innovación del mundo.
Director de Desarrollo Global Basque Culinary Center. Miembro de la Fundación Arizmendiarrieta