Todavía estamos digiriendo el caso Rubiales y los aplausos en su discurso exculpatorio y el nuevo curso escolar nos ha vuelto a dejar los pelos de punta. Hay una mayoría de hombres silenciosos que no se posicionan contra la violencia machista en general y, en especial, ante el micromachismo. Y dentro de esa mayoría existe una minoría (queremos pensar) que sólo deja su huella en foros privados. Cuadrillas, grupos de chats, amigos, camaradas que dicen lo que realmente piensan entre ellos, lo que no se atreverían a decir en público, y que sostienen ese pensamiento popular de que las mujeres son unas exageradas. Es el caso de un chat de Whatsapp con 199 estudiantes universitarios de La Rioja que ha salido a la luz con decenas de comentarios vejatorios, sexistas y machistas hacia sus compañeras, además de algún que otro comentario homófobo. Futuros profesores, los que darán clases a nuestros hijos y sobrinos, estudiantes de primero y segundo de Magisterio son los autores de frases como “últimamente son muy putas todas”, “tiene pinta de facilona” o “hay que partirle las bragas”. No vale con meras condenas desde la dirección del centro, los expedientes abiertos deben ser ejemplarizantes. Este tipo de comportamientos resultan completamente injustificables por parte de quienes supuestamente tienen encomendada la tarea de educar en el respeto y la igualdad a las nuevas generaciones. Y hechos como éstos nos hace reflexionar como sociedad sobre la involución que estamos viviendo en materia de igualdad, la impunidad en la que se manifiestan futuros profesores en un chat donde también participan sus homólogas, el papel de la redes sociales, de influencers o de páginas web. Este caso es solo un ejemplo de cómo el machismo entre los jóvenes varones va in crescendo, el 20% de ellos niegan que la violencia de género exista hoy en día, según varias encuestas. Y hay que preguntarse por qué. No es casualidad que este fenómeno vaya parejo con un crecimiento exponencial de los abusos sexuales. No hay más que ver la memoria de la Fiscalía. Inquieta sobre todo el aumento de agresiones sexuales a manos de menores de 16 años que se disparan un 116%, lo que el propio Ministerio Fiscal atribuye a la falta de formación sexual y al visionado de material pornográfico. Queda mucho camino por recorrer, el paso dado por quienes han denunciado el caso debe ser la norma, y la educación afectivo-sexual debe estar en el punto de mira.