Tras un largo invierno y una incierta primavera, superada la Cuaresma y la Semana Santa, Álava se ha sumergido ya en sus fechas más señaladas, las Fiestas de San Prudencio y Nuestra Señora de Estíbaliz, que han vivido este sábado la jornada de víspera del día grande, el 28 de abril. Fiesta por partida doble, pues el aroma a celebración que corresponde a todo 27 de abril se ha sumado en Vitoria, a modo de aderezo, el ambientazo de la previa y el postpartido del choque que ha enfrentado al Alavés con el Celta de Vigo en el centenario de Mendizorroza, y que ha llenado las calles de colores albiazul y celeste.
Mejor día no podía haber regalado el calendario a los centenares de gallegos que han venido a la capital alavesa en un sábado de lluvia, viento, solo frío y calor, el escenario clásico de una fiesta que, en lo que al programa se refiere, ha arrancado poco después del mediodía con el II Campeonato de Dantza de Gasteiz. Se ha celebrado la folclórica contienda en la Plaza de la Provincia, donde decenas de vitorianos, entre ellos muchos niños y niñas, han asistido a este aperitivo de una larga jornada que ha tenido su punto álgido a última hora de la tarde.
La retreta
Puntual, como todos los años, la retreta ha arrancado con su primer acto a las 20.00 horas desde la balconada de la Casa Consistorial de la Plaza Nueva, donde con un tiempo ya más estable que por la mañana, vitorianos y visitantes han disfrutado de las interpretaciones de la Academia Municipal de Folklore.
En todo caso, la fiesta de San Prudencio lo es de todos los alaveses y por ello el centro neurálgico de la celebración, más allá de la Basílica y las campas de Armentia, preparadas ya esta noche para la jornada de hoy domingo, es la Plaza de la Provincia. Allí se ha cumplido con el rito que honra al obispo nacido en Armentia hace 1.500 años y que se dedicó a evangelizar al pueblo en lo que hoy son la provincia de Soria y la comunidad autónoma de La Rioja.
Un siglo de tradición
Así, a las 21.00 horas, los trompeteros y atabaleros de la Diputación Foral de Álava y del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz han salido a la balconada del palacio de la Diputación para dar los correspondientes toques de retreta cada cuarto de hora. Hace ya casi cien años que esta antigua tonada militar que, según los expertos, antaño servía para avisar a la ciudadanía de que se cerraban las murallas, se ha tornado en llamada a la fiesta.
En la noche del sábado lo ha hecho acompañada, entre toque y toque, de diversas actuaciones. Dantzaria, una producción de María Martín y Darío Campos, el coro de música gospel Joyfull Gospel Choir, la banda de folk vasco Kuttune, y las bandas Royal Cloud con Victoria City Breakers, y la grafitera La Omega (Saioa García Rodríguez), han sido este año los encargados de animar al público antes de que un espectáculo piromusical señalara la hora de irse a cenar a sociedades y restaurantes.
A los fogones
En Aldapa, en Gure Kabia, en Mendiolakoak, en Su ta Jai, en Zaldiaran, en Arabarrak, Gazte Bizkor, Zapardiel, Kakiturri, Celedón, Danok Bat, Burduntzi, Landatxo, Kikilixalda, Txoritokieta o Los Álava, los fogones se encienden y en las sartenes los sofritos empiezan a bailar al calor del aceite de oliva. Decenas de cocineros pican ajos y cebollas, y sobre las mesas las mesas cubiertas por inmaculados –todavía– manteles blancos descansan ya platos, cubiertos, servilletas, botellas de vino y cestos de pan recién cortado.
Caracoles y perretxikos
Es la hora de entregarse al placer de degustar los aromáticos perretxikos abrigados en esponjosas cremas de huevo y la potente salsa de los caracoles. Con el café aún camino del estómago toca levantarse de la mesa, pues queda por delante al acto del año para todos estos amantes del buen comer.
A las 23.00 horas, los miembros de las sociedades han de estar ya listos, de nuevo en la plaza de la Provincia, con el tambor o el barril entre las manos, el pañuelo al cuello, y el gorro y el delantal en su sitio, para iniciar la tamborrada de San Prudencio 2024, el hito que marca la frontera entre la celebración tradicional y la juerga pura y dura.
En apenas un año se cumplirán cincuenta de la salida de aquella primera tamborrada que inauguró una tradición tan arraigada en la ciudad, o quizá incluso más, que la propia retreta.
Al son de los txistus, los tamborreros recorren las calles del centro de la capital alavesa para alegría de los entregados vitorianos –y gallegos– que disfrutan de una noche muy fría, pero seca, y por tanto perfecta para pasarla en la calle si se sale con las diferentes capas de ropa que todo buen alavés porta en esta época del año.
Joselu Anaiak
Y como siempre que toca celebración grande en Vitoria-Gasteiz, poco después de la medianoche, en la Plaza del Arka, Joselu Anaiak sale al escenario para hacer bailar al personal con los clásicos propios y ajenos que les han hecho famosos en este territorio y más allá de nuestras fronteras. Por delante queda una larga noche de fiesta para los más animados, mientras el resto de la ciudadanía vela armas de cara a este domingo, Día de San Prudencio, en el que el santo patrón y el Calendario laboral de la Comunidad Autónoma de Euskadi y de sus Territorios Históricos han regalado a alavesas y alaveses un justo y necesario lunes festivo.