Indecente
Me parece absolutamente indecente que “el vicepresidente de Ayuso recibe de su Gobierno el bono de calefacción para consumidores vulnerables” (El Plural). Por si no fuese suficientemente sangrante, resulta que “Enrique Ossorio es el diputado de la Asamblea con más patrimonio con un total de millón y medio de euros”. No se me ocurre un argumento para justificar esto pero es que el que han elegido en el PP es demencial: que puede pedirlo porque es una ayuda que da el gobierno de Pedro Sánchez. Se han acostumbrado a que el apellido “Sánchez” sirva de excusa para todo y no se dan cuenta del ridículo que hacen.
¿Qué tiene el agua de Madrid?
Si el argumentario de Ossorio es absurdo, el de Mónica García, de Más Madrid, resulta infantil: su familia “percibe el mismo bono social que el vicepresidente de Ayuso” (El Diario) y ella, primero, se marca un Infanta Cristina, asegurando que no sabía nada (solo le ha faltado decir que esas cosas las lleva su marido) y, después, se aferra a que “no es la misma situación porque Ayuso y Enrique Ossorio hablaron de ‘paguitas’ del Gobierno y de ‘subvencionados’ a los que las percibían”. Vamos, que lo de la de Más Madrid es menos grave porque trata con el mínimo respeto a las personas que necesitan las ayudas. En serio: ¿nos toman por tontos?
No hay dos sin tres
Y mientras intentamos salir de nuestro asombro ante el morro de pedirlo y la caradura de defenderlo, alguien nos toca por detrás y nos da otra sorpresa: “El número dos de Ayuso en el PP de Madrid cobra otro bono social pero más alto: el de ‘vulnerables severos’. Alfonso Serrano recibió en octubre los 313,30 euros para calefacción y agua caliente, una cantidad asignada a las familias numerosas que no superan los 16.800 euros de ingresos al año. Como retribuciones de 2021, año con el que se corresponde la ayuda que se le concedió hace cinco meses, el político declaró 83.420 euros”, según InfoLibre.
Lo que nos faltaba
Vienen tiempos duros, y no solo en la política de Madrid: la crisis económica que estamos viendo llegar va a acabar con nosotros, hartos de restricciones sanitarias y económicas. No creo que estemos ya dispuestos a apretarnos el cinturón, y menos cuando lo provocan personas muy listas con unos bonus de productividad millonarios que no fueron capaces de adivinar que subiendo bruscamente los tipos de interés y con ellos, las hipotecas, ponían en riesgo el sistema bancario. Este aviso en Vozpópuli solo me genera más preocupación: “La banca española rechaza de forma ‘rotunda’ la posibilidad de contagio de Credit Suisse”.
Quienes pagamos la fiesta
Estoy indignado con el FC Barcelona por todo lo que estamos sabiendo desde hace años, pero creo que esta vez su iniciativa solo es el reflejo de una realidad global y equivocada: cobrar 400 € por una camiseta por mucho que sea una edición limitada es un despropósito. Pero no lo es más que cobrar 100 por una normal. Las de 400 € son prendas para quien más tiene, pero las de 100 quieren que sean para el aficionado, la socia y el abonado. Todas y todos, de proximidad, de Bilbao, Barcelona y Donostia, porque en China e India compran las imitaciones. El absurdo del fútbol, como el de la política y el bancario, tiene que tener un final.