Y una vez más, Sánchez se encogió de hombros
Para sorpresa de nadie, Pedro Sánchez “eludió” (ese es el verbo elegido en El Independiente) “su responsabilidad en el pinchazo de Aragonès”. El presidente del Gobierno tiró balones fuera así en el Congreso ayer: “El Gobierno no interviene en las decisiones operativas del CNI”. Ahora toca lo de siempre: el teatrillo con ERC para que Rufián pueda hacer su show; el president Catalán, su espectáculo de faquir; y el propio Sánchez, el papel de negociador a todas las bandas hasta que, por fin, las aguas bajan y todo sigue igual ante la amenaza de PSOE y Podemos de que se trata de elegir entre ellos o el caos del trifachito.
“Una persona como todas las demás”
Entre Juan García-Gallardo y Noelia Frutos hay una que no es “una persona como las demás”: no es una persona normal quien defiende las ideas de la extrema derecha y desprecia a otra por sus propios prejuicios. El vicepresidente de Castilla y León no solo se refería en estos términos a la parlamentaria socialista, también hacía gala de su mente corta en cada frase: “No voy a tratar con ninguna condescendencia”, avisaba a Frutos, que se desplaza en silla de ruedas, después de que esta preguntara al de Vox por sus declaraciones, en las que aseguraba que las mujeres no necesitan que se las trate “como a discapacitadas”.
Todos los indultos son ideológicos
Por supuesto que sé que todos los indultos son ideológicos. Por supuesto que sé que lo son los que recibieron (y celebré) los presos políticos catalanes y ahora la nueva mayoría cavernícola del Tribunal Supremo revisa desde su ideología. Por supuesto que el de Juana Rivas fue un indulto ideológico y, además, catártico, porque algunos miembros de Podemos se implicaron vía Twitter en aquella huida. Y por supuesto que es ideológico el indulto a María Sevilla, expresidenta de la asociación Infancia Libre, condenada a cuatro años por secuestrar a su hijo y dejarlo sin escolarizar, y compareciente en el Congreso a propuesta de Podemos en 2017.
El peloteo como ideología
Me ha sorprendido el discurso inconexo de Carlos Herrera sobre Juan Carlos I. Es tan pelotudo el peloteo que hasta él, con una voz que sale de entre la derecha y la pared pero experimentada, justifica al emérito con chorradas. Allá a quien se las cuele: “El Rey Juan Carlos ha pasado todo el fin de semana en la Ría de Pontevedra y no ha pasado nada de lo que decían los heraldos del escándalo. (…) Tipos que persiguen a un señor de 84 años que no tiene ninguna causa pendiente. (…) Para ponerse a disposición de la Justicia primero te tiene que llamar la Justicia, ¿no? (…) Estos bolivarianos… La Justicia son ellos, también”.
El antifútbol
Nuestros equipos de fútbol tienen que jugársela en competiciones manipuladas, contrarias a lo que es, precisamente, el fútbol: el deporte en el que todo es posible gracias a unas normas sencillas. Pero Liga y Federación se empeñan en entrometerse, en permitir desequilibrios económicos (lo del Barça es un escándalo), en ajustar calendarios y estadios, de tal manera que siempre alguien salga beneficiado. Al respecto, el periodista David Lourido tuiteaba: “Acabo de ver esto y no doy crédito. Eldense y La Nucía jugarán la final del play-off de ascenso en su campo, con su gente. Espero que Arenas Club y Sestao River levanten la voz”.