a innovación en alta tecnología y la estrategia de “ciudad inteligente”, incluidos los algoritmos de toma de decisiones, se están convirtiendo subrepticiamente en un marco normativo para los entornos urbanos.
De hecho, el foco en las capacidades de alta tecnología y los grandes datos -en particular las tecnologías de IA, la automatización, el aprendizaje automático, el aprendizaje profundo y las capacidades de toma de decisiones autónomas de los bots- está desviando la atención de los problemas clave (bienestar, equidad y justicia social) de la gobernanza urbana.
También impide una reconsideración cuidadosa de lo que podría constituir una “máquina de crecimiento” reestructurada capaz de fomentar la habitabilidad en las ciudades.
Los legisladores, los responsables políticos y la sociedad podrían priorizar, entre los diversos objetivos de la ciudad inteligente, aquellos en los que la innovación se concibe enmarcada en valores asumibles por la comunidad.
La idea de una supuesta capacidad transformadora benigna de la alta tecnología justifica la promoción (e incluso la tergiversación estratégica) de los ecosistemas de innovación, los entornos inteligentes, las ciudades inteligentes y el nuevo régimen de IA como elementos clave para lograr la resiliencia y la sostenibilidad en el ámbito urbano.
Sin duda, el naciente régimen de la IA urbana se centra en desarrollar soluciones para mejorar la eficiencia con la ayuda de bots que toman decisiones autónomas. Sin embargo, falta un debate sobre cómo la sostenibilidad debería impactar en el contexto urbano o, a la inversa, cómo se debe tener en cuenta el contexto socioeconómico urbano para enmarcar el esfuerzo general de innovación e IA.
Las ciudades inteligentes y los entornos inteligentes se han propuesto como un enfoque clave hacia la sostenibilidad urbana bajo el supuesto de que, cuantos más datos tengamos y mejor los analicemos, mejores decisiones podremos tomar.
Este resultado no está garantizado. Sabemos gracias a Daniel Kahneman que la toma de decisiones correcta no es algo que podamos inferir de los datos en sí, incluso si usamos un proceso sólido y sofisticado de análisis de big data.
La toma de decisiones humana es propensa al sesgo. También es un objetivo socialmente construido y políticamente controvertido. Uno necesita preguntarse quién se beneficia de una buena toma de decisiones, y según qué criterios, y como resultado de qué deliberaciones entre diversos intereses, se toman las decisiones.
Una vez que se han establecido y articulado específicamente los objetivos específicos de un megaproyecto, la buena toma de decisiones es un objetivo móvil sujeto al contexto e involucra varios otros elementos que tienen que ver con la relevancia, el enfoque, la metodología, los sesgos de comportamiento y la perspectiva filosófica o ética.
En la era de los megaproyectos es cada vez más importante evaluar sus impactos en diferentes momentos y basándonos en múltiples criterios para entender y juzgar plenamente su desempeño. El éxito suele venir definido por factores políticos y/o relacionados con el poder -o la resistencia al poder-.
Sin embargo, debido a la naturaleza fuertemente política de las partes interesadas y sus diferentes objetivos subyacentes, los factores de éxito tradicionalmente considerados de forma elitista o top-down ya no parecen suficientes. Se requieren soluciones de gobernanza innovadoras que alineen los intereses de los diferentes stakeholders en un entorno complejo con un gran número de actores clave provenientes de la sociedad civil.
En ecosistemas complejos de innovación adaptativa como las ciudades, un entorno urbano de IA puede definirse como sostenible si se planifica y ejecuta teniendo en cuenta la capacidad, la aptitud, la resiliencia, la diversidad y el equilibrio de su ecosistema urbano.
Debemos considerar la sostenibilidad como un proceso orgánico que incluye el medio ambiente, la economía y la comunidad: forma y eficiencia, es decir, factores ambientales en el diseño, la arquitectura, la ingeniería y la construcción, así como la política, es decir, planes y prácticas urbanas que tienen como objetivo explícito mantener y mejorar el bienestar social y económico de los ciudadanos.
Mejorar la eficiencia de los datos mediante la optimización de la gestión de big data no es, en sí mismo, un sustituto de las buenas políticas. La búsqueda de la sostenibilidad urbana se beneficiaría de (1) una política integral de sostenibilidad en la máquina de crecimiento que abarque los diversos componentes y objetivos de la sostenibilidad y (2) una deliberación colectiva ex ante de los resultados que se lograrán mediante la implementación de las estrategias de IA.
Por lo tanto, en lugar de conformarnos con el tipo de sostenibilidad que potencialmente resulta de los megaproyectos de IA, debemos revisar el diseño del futuro urbano sostenible que queremos y luego establecer sus principales componentes y condiciones.
Para promover la sostenibilidad urbana necesitamos evaluar los objetivos que las herramientas de decisión de IA intentan cumplir. De hecho, el vínculo entre la inteligencia artificial y la sostenibilidad requeriría un marco politico y normativo explícito.
Dicho marco especificaría las prioridades y los resultados esperados para que podamos comprender con precisión en qué condiciones la innovación de la IA conduce a escenarios y resultados urbanos sostenibles.
El naciente régimen de IA también debería examinarse junto con las preguntas fundamentales acerca de (1) cuáles son los beneficios que los megaproyectos aportan a las ciudades, (2) qué megaproyectos deberían construirse y cuáles deberían descartarse, y (3) cómo mitigar los impactos socioeconómicos más amplios de los proyectos de desarrollo a gran escala.
Podría decirse que la IA y la tecnología de innovación contribuirían de manera más efectiva a mejorar la calidad en la gestión o la sostenibilidad de los proyectos si se enmarcan dentro de un proceso sólido de clarificación conceptual y analítica y construcción de teoría fundamentada con respecto a objetivos y prioridades que se alimenta tanto de la experiencia como de la experimentación.
Los resultados probados sobre seguridad, explicabilidad, transparencia y validez contribuirían a mejorar los procesos de impementación de la inteligencia artificial y las ciudades inteligentes en la planificación y construcción de megaproyectos.
Además de las preocupaciones sobre la mejora de la gestión de megaproyectos a través de la innovación de alta tecnología y la IA, los investigadores deben desarrollar planes analíticos para dar cuenta de los megaproyectos como partículas socioeconómicas que producen externalidades e impactos sociales enormemente negativos.
En última instancia, los valores y objetivos del desarrollo humano tendrían que determinar qué innovaciones tecnológicas necesitamos. Dicho de otra manera, la innovación tecnológica y la IA por sí mismas no necesariamente fomentan la sostenibilidad urbana, incluso aunque algunas innovaciones específicas (tecnológicas o de otro tipo) sí lo hacen.
Además, en el caso de aquellas innovaciones y tecnologías de IA que fomentan la sostenibilidad, es necesario tener en cuenta tanto sus beneficios como sus riesgos y, por lo tanto, considerar seriamente cuestiones de resiliencia o “antifragilidad”, como señala Taleb.
La pregunta clave, por tanto, es cómo diseñar y construir un marco para la sostenibilidad que sea capaz de discriminar y mostrar qué innovaciones de IA pueden contribuir a los resultados de sostenibilidad en cuestión, en lugar de iniciar el camino a la sostenibilidad desde el lado de la innovación.
Como en el caso de la idea de “calidad de vida”, el concepto de sostenibilidad (junto con las metas de desarrollo sostenible de Naciones Unidas) probablemente necesite ser redefinido, articulado y especificado. En este proceso de clarificación conceptual y práctica, tanto las tendencias globales comunes como las condiciones locales específicas juegan un papel importante.
La imaginería de la sostenibilidad es la de un conjunto complejo de ensamblajes. Esto sugiere múltiples componentes y escalas de acción interrelacionados en una estructura barroca y rizomática que invita al análisis tanto a través de la complejidad como de la transdisciplinariedad. * Autor del libro ‘Megaprojects in the World Economy. Complexity, Disruption and Sustainable Development’ (de próxima publicación por Columbia University Press, New York)