as durísimas declaraciones de Joe Biden sobre Rusia (“Putin es un asesino”), la retirada de embajadores de ambos países y la amenaza velada de EEUU de implementar nuevas sanciones contra Rusia simbolizaron el punto álgido de la conocida como Guerra Fría 2.0. Sin embargo, la Cumbre de Ginebra entre Biden y Putin sentó las bases de una nueva arquitectura geopolítica mundial que se plasmará con la implementación del G2 (EEUU y Rusia) que intentará aislar económica y militarmente a China, condenando de paso al ostracismo a la Unión Europea y a los países del BRICS que serán meras comparsas en el nuevo Orden geopolítico que se está gestando.
El acuerdo estratégico entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos conocido como AUKUS, implica la venta de submarinos norteamericanos de propulsión nuclear a Australia al tiempo que un fiasco económico para Francia estimado en 50.000 millones de euros. Así, la ruptura unilateral por parte del Gobierno australiano de un megacontrato con Francia de 12 submarinos convencionales, habría provocado la cólera del Gobierno francés y la llamada a consultas de sus embajadores en Washington y Camberra lo que aunado con la posible paralización de la venta de aviones de combate Rafaele a la India , podrían provocar la desafección de Francia hacia el “otrora socio americano” y podría traducirse en la salida de Francia de las estructuras de la OTAN.
Por otra parte, asistimos a unas sorprendentes declaraciones del ex ministro británico de Exteriores, Philip Hammond recogidas por el diario The Telegrah en las que afirma que “Londres podría acoger misiles nucleares estadounidenses en suelo británico en medio de las tensiones con Rusia”, lo que podría entenderse como el retorno a una carrera armamentista como la mantenida durante la Guerra Fría con la URSS ( reviviendo el proyecto Partnership entre los EEUU y Europa para proveer al Reino Unido de misiles Polaris de julio de 1962). Por otra parte, tras “la puñalada por la espalda” que ha supuesto para Francia la firma del acuerdo AUKUS, Macron aprovechará la Presidencia de la UE que arranca en enero del 2022 para impulsar la iniciativa de la Agencia Europa de la Defensa, ente defensivo que supondrá cortar el cordón umbilical con EEUU que representaba la OTAN y que estará integrada por los países del área de influencia primigenia del Eje franco-alemán (Holanda, Dinamarca, Noruega, Bélgica, Luxemburgo e Italia), fruto de la reafirmación de las soberanías nacionales francesa y alemana como estrategia defensiva ante la deriva del otrora “socio americano” y que se traducirá en un acercamiento a Rusia y en la suspensión de las sanciones impuestas por la Unión Europea.
Por otra parte, la coalición de intereses ruso-alemanes ideó el proyecto Nord Stream que conecta Rusia con Alemania por el mar Báltico, con una capacidad máxima de transporte de 55.000 millones de metros cúbicos (bcm) de gas al año y con una vigencia de 50 años, ruta vital para Alemania y los Países Nórdicos, por lo que fue declarado de “interés europeo” por el Parlamento Europeo y crucial para la geoestrategia energética rusa. Así, Rusia conseguirá el doble objetivo geoestratégico de asegurar un flujo ininterrumpido de gas hacia Europa por dos vías alternativas, convirtiendo de paso a Polonia y Ucrania en islas energéticas y quedando los países del “arco del fracking europeo” (Polonia, República Checa, Eslovaquia y Hungría, Ucrania, Rumania y Bulgaria ) bajo la órbita estadounidense y expuestas a nuevas guerras del gas.
Respecto a Ucrania, Biden habría prometido a Putin que dicho país “no entrará en la OTAN” y que el contencioso ucraniano quedará perfilado con la división de Ucrania en dos mitades casi simétricas y separadas por el meridiano 32 Este, quedando el Sur y Este del país (incluida Crimea y el Mar de Azov) bajo la órbita rusa mientras el Centro y Oeste de la actual Ucrania navegarán tras la estela de la UE. Respecto a Siria, el acuerdo entre Biden y Putin incluiría la aceptación por EEUU del régimen de Al Asad y el reforzamiento de la presencia rusa en dicho país tras la modernización de la base naval de Tartus con el objetivo de resucitar la extinta Flota del Mediterráneo, (disuelta en 1992 tras la extinción de la URSS) complementada con la base militar de Jableh en el noroeste de Siria, mucho más sofisticada que la anterior , con lo que Putin controlará el trafico marítimo por el Mediterráneo Oriental.
El acuerdo estratégico entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos conocido como AUKUS simbolizaría un cambio en la cartografía geopolítica mundial al desplazar al escenario atlántico por el indo pacífico como epicentro del pulso geopolítico entre EEUU y China con el objetivo de establecer una arco de crisis nuclear alrededor de China que abarcaría desde la Cachemira india hasta Japón, pasando por Corea del Sur, Singapur, Vietnam, Tailandia y Filipinas y cerrando el arco con Nueva Zelanda y Australia para disuadir a China de su aventura de dominar el Mar de China. Ello simbolizaría la creación de la nueva alternativa económica y militar al fallido proyecto de Obama de crear una Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés) y el leit motiv de dicha maniobra envolvente de EEUU sería aplicar la Doctrina de la Contención contra China. Las bases de dicha doctrina fueron expuestas por George F. Kennan en su ensayo “Las fuentes del comportamiento soviético “ publicado en la revista Foreign Affairs en 1947 y cuyas ideas principales se resumen en la cita “ el poder soviético es impermeable a la lógica de la razón pero muy sensible a la lógica de la fuerza”, lo que tendrá como efecto colateral el incremento de la carrera nuclear en China que por mimetismo se extenderá al espacio geográfico que se extiende desde Israel hasta Corea del Norte (incluyendo a países como Irán, Pakistán, India y China).
Dicha maniobra envolvente vendría complementada con el intento de EEUU de secar las fuentes energéticas de China para lo que se antoja fundamental la colaboración de Putin pues China adolece de una severa rusodependencia energética que le hace altamente vulnerable. Así, Rusia y China sellaron un estratosférico contrato petrolero que se convierte en uno de los mayores de la historia de la industria energética por el que la empresa rusa Rosneft, (la mayor petrolera del país), suministrará petróleo al gigante asiático durante 25 años por valor de 270.000 millones de dólares (unos 205.000 millones de euros). Ello, aunado con el megacontrato gasístico firmado por la rusa Gazprom y la china CNPC por el que Rusia suministrará al país asiático 38.000 millones de metros cúbicos de gas natural por un monto aproximado de 400.000 millones $ y con una vigencia de 30 años a través del gaseoducto Sila Sibiri (La Fuerza de Siberia), lo que sentó las bases económicas de la Unión Euroasiática que inició su singladura el 1 de enero del 2015 como alternativa económica y militar a EEUU pero que podría tener sus días contados ante el nuevo acuerdo secreto de Biden y Putin. * Analista geopolítico