oy, 9 de Julio, nos reunimos como hace 100 años, para celebrar el día de la independencia argentina, pero un hito histórico de transcendencia para nosotros, los vascos, se llevó a cabo aquel 9 de Julio de 1921. Por primera vez se izó la Ikurriña como símbolo nacional vasco y nunca más fue arriada hasta la actualidad.
Constituyó un gran impacto en el imaginario popular el tener un emblema que identificara a los vascos más allá de sus orígenes geográficos o partidarios. El Laurak Bat la tomó como identificación de un pueblo, de una nación, dejando de denominarse Sociedad Vasco Española Laurak Bat, para constituirse como Centro Laurak Bat.
De las actas del Laurak Bat y de la revista La Basconia de esa época, rescato las crónicas del acto realizado en esa oportunidad: “Dos banderas fueron bendecidas por el padre Miguel de Pamplona (de la Orden de los Capuchinos) quien en su alocución mostró la necesidad de los vascos, estén donde estén, de tener un símbolo que los identifique como pueblo singular”.
Esta bendición se llevó a cabo en la parroquia de Montserrat con una misa cantada en euskera. “Fueron padrinos de la ceremonia el Sr. José María Larrea y su esposa e hicieron vibrantes discursos alegóricos en euskera, el Sr. Presidente del Laurak Bat Don Niceto de Echenagucia y Don Tomás de Otaegui en castellano, al finalizar la niña María Aranzazu Barrena, recito en euskera un poema de Sabino de Arana”. “Izaron las banderas los señores Luciano de Monasterio, la Argentina, y Miguel de Zarate, la Ikurriña. Se entonaron el Himno Nacional Argentino y el Eusko Abendaren”. He traído estas crónicas a colación, para destacar la solemnidad e importancia que el hecho significó para los organizadores, quizás sin presentir que 100 años más tarde esa impronta se resignifica en sus sucesores.
Durante 100 años la Ikurriña toleró violentas agresiones y presiones simbólicas. El mismo día en que fue izada, por denuncia de una minoría de asociados, se presentó el comisario del barrio de Montserrat con orden de arriarla; pero la intervención del Sr. presidente don Niceto de Echenagucia, amigo personal del presidente de la República Don Hipólito Yrigoyen, hizo desistir la actitud policial y archivar la denuncia. Estos datos fueron relatados por el Sr. Eduardo Lizaso, descendiente del Sr Niceto de Echenagucia.
Más tarde y ya consolidada por el paso de los años, también sufrió presiones por quejas diplomáticas, en tiempos de regímenes no democráticos, afines al franquismo.
Nunca fue arriada y con el paso de los años se proyectó, más allá de su origen partidario, como un icono nacional.
Luego de la proclamación del primer Gobierno Patrio en 1936, se declaró a la ikurriña como bandera oficial. Fue la enseña que José Antonio de Aguirre difundió como símbolo de la cultura vasca (idioma, costumbres, tradiciones, danzas, creencias).
Hoy en Argentina, se reconoce la ikurriña como emblema de todos los vascos. Basta ver por aquí las pegatinas en los automóviles o ventanas, porque los argentinos descendientes de vascos la adoptaron como muestra de identidad, les es propia, porque lo es desde hace 100 años. * Presidente de Laurak Bat Buenos Aires