Antisemitismo
hace 500 años, todos los judíos de Gasteiz salvo el médico, que nos hacía falta, fueron expulsados a Baiona y de ahí que del ancestral antisemitismo europeo solo nos queden algunas frases hechas. Quizá por ello me pilla con el pie cambiado la noticia de que se han disparado los ataques a la comunidad judía en el Reino Unido, en Francia y en Alemania, pues no entiendo a qué prejuicios responden si no es a los que predicaba Hitler en los años treinta del pasado siglo. Dudo de que los pogromos que patrocinan pelados e indignados de nueva ola se deban a que el Estado de Israel practica el multiculturalismo con la monarquía saudí mientras mantiene sitiadas en condiciones infrahumanas, con la necesaria colaboración de Egipto, a dos millones de personas. Gaza está como está desde hace doce años y Palestina en general ni te cuento, y ante ese escenario se ha pitado al Maccabi o se han envíado barcos de ayuda humanitaria para que los ametralle el ejército, pero no se profanan cementerios ni se pintan esvásticas ni se acosa al hostelero kosher de Berlín. Lo más demencial de todo es que la tercera pata del bicho que emerge de nuevo en este mar de miseria son los musulmanes hardcore, extraños compañeros de cama de nazis futboleros y parados de larga duración con pasado izquierdista.