confesaba el otro día Velimir Perasovic que veía complicada la llegada de refuerzos al Baskonia. Con cierta resignación, porque su equipo necesita jugadores y más tras las lesiones de Shengelia y Granger, el técnico desvelaba sus apetencias -un alero y un pívot buenos- pero también asumía que su voz en el club tiene un eco limitado y que hay otros que se ocupan de estos menesteres. Ese “otros” se refiere fundamentalmente a Josean Querejeta, claro, que ninguna operación se lleva a cabo sin la aprobación y el visto bueno del presidente. Lo que no llego a comprender es a qué es debida esta desesperante lentitud en unos fichajes a todas luces imprescindibles para porfiar en el objetivo de la próxima -y quizá única- Final Four que se va a disputar en Vitoria. Estábamos acostumbrados a un club con el mercado permanentemente controlado y con una, por tanto, gran capacidad de reacción tanto a la hora de aprovechar oportunidades como de parchear imprevistos similares a los que ahora debilitan al equipo. Esto ha cambiado, a la vista está, o bien porque no hay dinero o bien porque se ha perdido la diligencia de antaño. Preocupante en cualquier caso. Veremos qué ocurre con el Alavés aunque hace ya tiempo que se fue Ibai y que se lesionó Jony...