Siguiendo con la serie infinita de capítulos de estos tiempos oscuros, no sé si quizá porque se acerca el estreno de la última temporada televisiva de Juegos de tronos y, en plan homenaje a los Caminantes Blancos, va y resulta que el incombustible Silvio Berlusconi anuncia su vuelta a la arena política como candidato a las elecciones europeas. Bien, después de unos segundos para superar la sorpresa, porque por alguna extraña razón aún nos queda capacidad de sorpresa, la tentación primera es la muy humana idea de aferrarse a lo malo conocido y pensar que mira tú el berenjenal y el nivelazo de Gobierno italiano que se están marcando hombro con hombro los Di Maio, Salvini, Conte y compañía. Si rascamos un poco, no anda por ahí muy lejos el amigo Berlusconi y, por otra parte, seguramente no es desacertado pensar lo de que de aquellos polvos, en parte, estos lodos. Así que alegría, que vienen curvas para la campaña de las europeas. Atentos a la explicación de Berlusconi para su vuelta: “He decidido por sentido de la responsabilidad ir a Europa, donde falta el pensamiento profundo sobre el futuro del mundo. Estaré ahí y rezo a Dios para que me dé fuerza para convencer a muchos otros”. Por si no ha quedado claro, Berlusconi debe de estar esperando que le demos las gracias.