Estudiábamos en la EGB -y perdón anticipado a los profesionales de la Historia por la simplificación-, que se fue al carajo el Imperio Romano -literalmente, “la caída” lo llamaron en Hollywood, que es ya la quintaesencia del label del paso a la Historia- y llegó a Europa un larguísimo periodo de oscuridad conocido como Edad Media, tan oscuro que le siguió nada más y nada menos que el Renacimiento. No se me ocurriría comparar, las carga el diablo, pero vivimos tiempos en la Europa actual bastante bastante oscuros. Si se castigan un poco con la lectura de prensa, les sonarán noticias que conviven estos días en los medios de comunicación como, por supuesto, el zapatiesto del Brexit en el Reino Unido, el auge de la ultraderecha alemana con propuesta incluida de Dexit -versión germana de la salida de la UE-, el renovado fortalecimiento de la extrema derecha francesa de los Le Pen aprovechando el movimiento de los chalecos amarillos, los cuatro meses sin Gobierno en Suecia intentando esquivar a la extrema derecha en las negociaciones, la ruptura de la coalición de Gobierno en Grecia tras el pacto con Macedonia, para qué hablar de Italia -o España- y no digo nada si la vista se vuelve hacia el Este. Situaciones variadas y no todas relacionadas, pero un panorama general inestable y deprimente.