Síguenos en redes sociales:

Precio

El asunto es que Vox tiene poco que perder. Después de que 400.000 andaluces lo hayan subido a la ola del éxito electoral con doce parlamentarios y ser la llave para que el PP acceda al Palacio de San Telmo, puede marcarse órdagos, deshacerlos, hacer el pinopuente y reclamar en una negociación de investidura cosas tan flipantes como vaciar de competencias al Gobierno que se va a formar -devolviendo al Estado competencias en Sanidad o Educación- o cambiar el día de Andalucía para conmemorar la Reconquista, asunto este último que da para tantas lecturas que requeriría de un análisis de dimensiones enciclopédicas. Saben que pueden pedir la luna y que no se la darán. Pero también saben que algo les tendrán que dar, aunque sea protagonismo y pátina, porque el PP no puede dejar escapar la Junta andaluza, banco de pruebas para el pacto a tres de las derechas y sancta santorum socialista, que viene a ser algo así como que el Barça le gane la Champions al Real Madrid en el Bernabeu. Y por poco que les den, ya será mucho, porque Vox viene de cero. Y por el camino son ya la diva sobre el escenario político-electoral, están de precampaña y tienen todos los focos sobre ellos. La cuestión es el precio, el que tengamos que pagar todos y todas por la jugada. La cuestión es dónde están las líneas rojas y los principios. Si todo vale.