Una de las consecuencias más palpables de la durísima crisis económica que se desató en 2008 fue, ante las escasas perspectivas laborales en el Estado, la decisión de jóvenes -y no tan jóvenes- de intentar buscar un futuro en el extranjero. Aquel fenómeno que se llegó a describir como fuga de cerebros y que con ninguna sensibilidad y autocrítica y escasa visión de medio y largo plazo el Gobierno de Mariano Rajoy despachó primero como “impulso aventurero de la juventud” y, después, como “movilidad exterior”, respondió en el caso de muchos jóvenes a una situación de altos niveles de formación que no encontraban acomodo en un mercado laboral menguante y que, de encontrarlo, no se veían valorados ni con opciones de futuro en un entorno de creciente precariedad y enormes dificultades económicas y empresariales. Una tormenta perfecta que llevó a muchos jóvenes con formación y aptitudes notables, incluso brillantes, a lo largo de esta última década a buscar su futuro en lugares donde han encontrado un mayor reconocimiento. Su marcha, como sociedad, supone una inversión en años de educación y formación que acaba dando sus frutos lejos y, de ese modo, se convierte también en algo así como un lucro cesante para esa misma sociedad. Un talento que se marchó y que SEA Empresas Alavesas no quiere perder. Ayer, en la cita Back to Araba talent forum organizada en Artium, la patronal alavesa cifró en 6.000 los puestos de trabajo de alta cualificación que calcula que la empresa del territorio necesitará cubrir en este próximo 2019. Entre los 250 jóvenes que tuvieron ocasión de asistir al acto celebrado ayer, destaca por ejemplo el 18% que ha seguido desarrollando su carrera profesional en Alemania y otro 8% que lo ha hecho en el Reino Unido. Hasta una treintena de países aparecen entre el destino laboral de estos 250 alaveses que se convierten en representantes de un colectivo más amplio que tanto SEA como las instituciones alavesas y Fundación Vital aspiran a retornar al territorio. Araba, recordó ayer el presidente de SEA, es un territorio eminentemente industrial -33% del PIB- y vive un momento de “crecimiento y solidez de los proyectos empresariales”, un entorno que quiere ser atractivo para que ese talento vuelva.