“no vamos a permitir que nos ninguneen”. Así de rotundo y clarividente se mostró el juez Serrano al percatarse de que PP y Ciudadanos se están repartiendo la Junta de Andalucía sin contar con VOX. Que dice el líder regional de la formación ultraderechista que su partido no quiere cargos ni sillones, pero que una cosa es su altruismo por la España una, grande y libre y otra distinta el resignarse a que otros se aprovechen de su irrupción electoral. Ya decía yo que echarse a los brazos de Abascal suponía un riesgo demasiado alto, incluso para sus imitadores Casado y Rivera. El éxtasis que envolvió a PP y Ciudadanos tras el recuento de los votos andaluces se va tornando poco a poco en recelo ante los posibles efectos electorales futuros que pueda tener su exacerbado amor con los explícitos simpatizantes del franquismo. VOX ha pasado de ser tratado como un amigo a ser considerado un mal necesario para destronar a Susana Díaz y darle duro al PSOE en su feudo más emblemático. Otra cosa son las consecuencias de esa desbocada ansia de poder, no vaya a ser que al final nos percatemos de que lo de menos en esta partida de ajedrez sean precisamente Andalucía y los andaluces. En todo caso, con el orgulloso VOX se han topado. A ver cómo sigue la película...