Del Reino Unido molaba ese rollo de pervivencia constitucional y parlamentaria sin necesidad de escribir como tal una constitución negro sobre blanco en un sacrosanto documento; cuna del parlamentarismo, con todas las salvedades y peros que se quiera poner que los hay. Incluso resulta el colmo de la civilización su sistema de recuento electoral al día siguiente de la celebración de los comicios. Pero vaya, constato no sin cierto punto de decepción que el Reino Unido adolece de la misma falta de fiabilidad que cualquier otro país. Theresa May ha decidido suspender la votación prevista inicialmente para hoy del acuerdo con la UE sobre el Brexit ante la, al parecer, inevitable derrota que se avecinaba en Westminster -a manos de ajenos y propios- y que amenazaba con cortarle la hierba bajo sus pies. May recurre a un subterfugio, la democracia está plagada de ellos, en una maniobra que le permitiría intentar un nuevo acuerdo mejorado con Bruselas que le asegure posteriormente el apoyo en casa. Así que veremos si era cierto lo que ella misma y Jean-Claude Juncker dijeron de que no había otro acuerdo posible. Y, caprichos del calendario, resulta que hoy se cumplen 82 años de la traumática abdicación de Eduardo VIII. Cosas de la Historia.