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Vete a tu casa

la que ha liado el Tribunal Supremo con las hipotecas. Que si los bancos tienen que devolver el impuesto hipotecario a los clientes, que no, que espera, que nos lo vamos a pensar mejor... Resultado: los bancos paralizan la firma de hipotecas para, a continuación y antes de que el TS se vuelva a pronunciar, elevar porque sí el precio de los créditos. Lamentable Tribunal Supremo -de momento no ha hecho otra cosa que joder a la gente de a pie- y lamentable también este sistema que permite a los bancos obrar como les venga en gana. Es evidente que, de cualquier forma que se llegue a resolver esta cuestión, la mayoría sigue a merced de decisiones que poco o nada tienen que ver con el sudor de su frente. La falta de previsión y medición de las consecuencias y la grave irresponsabilidad mostrada por el órgano máximo de la Justicia española deben acarrear consecuencias. No se puede fallar así, de ninguna manera. El presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, mostró ayer su desazón por la errónea gestión de este asunto y pidió perdón a los ciudadanos. ¿Perdón? Váyase a su casa señor Lesmes, usted y Luis María Díez-Picazo, el juez creador de este absurdo. ¡Ah! Y de paso, que alguien se atreva a regular de una vez por todas a la banca.