Si hacemos caso a los runrunes y quinielas más entusiastas, las elecciones andaluzas del 2 de diciembre serán el banderazo de salida a un año de maratón electoral. A la cita prevista en mayo con las municipales, forales y europeas, además de autonómicas en casi todo el Estado, se sumarían un eventual adelanto electoral de las generales y/o de las catalanas. De momento, Susana Díaz se lanza a la carrera en una contienda que ella seguramente quiere desligar de cualquier escenario electoral a nivel estatal pero que, no nos engañemos, tendrá mucho de banco de pruebas. No en vano, es la primera cita con las urnas tras la moción de censura contra Mariano Rajoy. Los comicios andaluces pueden ser la prueba del algodón para ese CIS de formato de nuevo cuño que da al PSOE diez puntos de ventaja sobre el PP; pero Pablo Casado también se juega en Andalucía el primer test a su liderazgo en el partido traducido en su capacidad, o no, de frenar el avance de Ciudadanos y el consiguiente desgaste de las posiciones populares. En la misma línea, pero en sentido contrario, se presenta el reto para los de Albert Rivera y Podemos también pondrá a prueba el coste/ganancia de su nueva condición de apoyo puntual al Gobierno socialista. Y todo esto, mientras entramos en el periodo clave de la tramitación de Presupuestos en Madrid.
- Multimedia
- Servicios
- Participación