Calentando motores
A nada que una tenga la suerte de poder disfrutar de unos días de vacaciones en el período estival, resulta que se adentra ya en unas fechas en las que, o bien está ya modo off, o bien está tachando con fruición los días del calendario hacia la fecha clave. Por estas coordenadas, el día de hoy suele ser una jornada hito. Día de Santiago, Día del Blusa, calentamos ya motores para las fiestas de La Blanca y, de paso, para todas las fiestas que se asoman al calendario veraniego por nuestro territorio. Y diré que el invento este de jornada de calentamiento -como otro que me mola mucho, que es el de las refiestas-, tipo etapa prólogo del Tour por ejemplo, me parece un acierto. Hoy toca... bueno, toca lo que cada uno considere oportuno, que hay donde elegir, incluso el que prefiera huir de ajos y barricas. Porque lo bueno de este tipo de jornadas festivas es que cada uno, con los años, va formando sus propias liturgias. Y no nos engañemos, las liturgias -eso que elevamos a categoría de tradición, muchas veces pensando erróneamente que una tradición es como la palabra divina escrita en piedra- son estupendas porque las compartimos. En la Cuesta, en la Feria de Santiago, en la Carrera de Barricas, echando un pote con la cuadrilla o huyendo del mundanal ruido, disfruten del día.