Si por algo me gusta el veranito en la redacción es por el florecimiento de noticias chuscas, curiosas, divertidas, epatantes y, seguramente, muchas de ellas fakes o exageraciones que, en cualquier caso, son perfectas para la charla distendida. Ahí va una. Un pasajero que partía de Bogotá destino Madrid con escala en Guayaquil ha denunciado a su línea aérea. Nuestro protagonista ha llevado al nivel pro lo de quedarse frito en el viaje. A cualquiera le puede pasar, un despiste, una cabezadita medio minuto más larga de lo debido y se te pasa la parada del bus. El tema es que el hombre se durmió tras subir al avión en Bogotá y cuando despertó descubrió que estaba en las Islas Galápagos. A 10.000 kilómetros y doce horas de vuelo de su destino final. Ha demandado a la aerolínea al entender que actuó de manera negligente al no despertarle en la escala en Guayaquil. Desconozco el motivo del viaje, pero puedo entender el fastidio y el cabreo. Ahora, diré también, primero, que si este tipo se durmió con ese nivel de profundidad sin mediar medicación durante un vuelo es mi héroe y, además de mi envidia, tiene mi admiración. Y segundo, que de todos los lugares del mundo para acabar perdido, no sé si el peor es las Galápagos. ¿Y si fue el destino?
- Multimedia
- Servicios
- Participación
