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¿Y ahora qué?

hito histórico, punto de inflexión, orgullo, ilusión, esperanza... En fin, permítanme que lo dude. El recién conmemorado 8 de Marzo supuso, en efecto, una gran concentración callejera de mujeres exigiendo la igualdad, sus derechos y el respeto debido. Quizá la mayor manifestación de la historia en pro de una causa a todas luces justa y cabal. Hasta ahí de acuerdo, pero... Luego llegó el 9 de marzo, el 10 y pasarán 363 días más hasta el próximo 8 de marzo. ¿Y? Pues entonces se verá si realmente acabamos de vivir un día histórico o si todo sigue más o menos igual que hace un año. Será el momento de calibrar si el 8-M de 2018 fue histórico o solo una batalla más o menos multitudinaria enmarcada en una guerra que las mujeres, y por tanto la humanidad entera, siguen sin ganar. Porque los eslóganes, los bailes, las risas y la inmensa emoción colectiva desplegadas ese día no habrán servido prácticamente de nada si no cambian las leyes, las normas y las actitudes que califican todavía hoy esta sociedad como machista. Las mujeres no lo tienen fácil, nunca lo han tenido, pero han de saber que tampoco pueden esperar demasiada comprensión ni solidaridad por parte de unos hombres -y también mujeres- que viven mucho más cómodos sin que casi nada cambie.