El inicio de un nuevo año suele ser buen momento para el análisis y el balance crítico y también para el planteamiento y concreción de nuevos proyectos, pero sobre todo para mirar al futuro con el objetivo de encarar con éxito los retos que depare. El año 2017 que acaba de concluir ha sido un año intenso en Euskadi, marcado por hitos importantes. El histórico desarme de ETA, que tuvo que producirse pese a los obstáculos y la inacción del Gobierno español pero, por contra, con la posición facilitadora de Francia, ha sido una de las grandes noticias de los últimos meses, largamente esperada y celebrada por la sociedad vasca. Asimismo, la renovación del Concierto Económico y el Cupo ha abierto, gracias al diálogo, la negociación y el acuerdo bilateral, una etapa de estabilidad necesaria para consolidar la recuperación económica, que, poco a poco, va haciéndose cada vez más palpable. Aunque fuera de Euskadi, el proceso que ha tenido lugar en Catalunya -azotada de forma cruel por el terrorismo yihadista-, con un referéndum brutalmente reprimido, la inédita aplicación del artículo 155 de la Constitución que usurpado del autogobierno y las instituciones democráticas catalanas y la judicialización de la política con el encarcelamiento de líderes y dirigentes soberanistas, ha dejado patente, por un lado, que solo mediante el diálogo y el acuerdo es posible la resolución de problemas políticos y, por otro, la ceguera y la cerrazón absoluta del Gobierno español y su apuesta unívoca por la recentralización. El nuevo año se presenta, por tanto, incierto y apasionante, con importantes retos que abordar. Tal y como planteó el lehendakari, Iñigo Urkullu, en su mensaje de Navidad, la gran prioridad sigue siendo la creación de más y mejor empleo, es decir, de empleo de calidad. Aunque las bases están puestas, queda aún mucha labor por delante y debe ser la gran tarea común para 2018 para el logro de una sociedad más integrada y justa. Asimismo, ETA debe dar ya el paso de su disolución definitiva como demanda la inmensa mayoría de la ciudadanía. El Gobierno español debe también cambiar de manera urgente la política penitenciaria y consolidar la convivencia. Además, la mejora y ampliación del autogobierno de Euskadi será también prioritario y estará en la agenda parlamentaria. Un año, por tanto, apasionante y que puede y debe ser, con el esfuerzo de todos, fructífero para el bienestar de los vascos.