La prevención es una cuestión primordial y decisiva a la hora de garantizar la seguridad, máxime cuando la amenaza de cualquier tipo se extiende, literalmente, a toda la sociedad, prácticamente sin excepción, como es el caso del terrorismo yihadista. Pero esa prevención no puede quedarse en el papel y necesita recursos de todo tipo para ser eficaz y cumplir su objetivo. Resulta evidente que la comisión de los atentados que tuvieron lugar en Catalunya, su mera materialización, supone en sí mismo un fracaso de los sistemas de prevención, más allá de la evidencia de que los únicos culpables de los asesinatos cometidos son los terroristas que los perpetraron, quienes idearon estos brutales atentados y quienes los impulsaron. De manera perversa, la dinámica política y mediática está derivando hacia los Mossos d’Esquadra la responsabilidad de los errores que llevaron a no detectar ni impedir la comisión de los ataques. El desconocimiento sobre las actividades del imán de Ripoll cabecilla de la célula yihadista, la no detección de diversos indicios tras la explosión de la casa de Alcanar, los agujeros de la operación jaula tras el atropello múltiple de La Rambla... todo sirve para culpabilizar a los Mossos y al Govern de no haber actuado de manera eficaz. Ayer, el president, Carles Puigdemont, tuvo que salir al paso para responder con evidente elocuencia a estas acusaciones: el Govern -al igual, por otra parte, que el Gobieno Vasco ha hecho con la Ertzaintza- ha pedido reiteradamente al Ejecutivo español la ampliación de los efectivos de los Mossos y su integración en los sistemas europeos de información, pero “desafortunadamente, el Gobierno español tenía otras prioridades”. Dicho de otra manera, el gabinete del PP, incluidas sus fuerzas de seguridad, está haciendo política con la seguridad. Está jugando con las vidas de miles de personas. También ayer, el presidente Mariano Rajoy compareció tras el consejo de Ministros en un tono aparentemente conciliador para reivindicar el papel del Estado en la lucha contra el terrorismo y llamar a la unidad. Pero no es con apelaciones y alabanzas a una supuesta coordinación policial como se vence al terrorismo y se garantiza la seguridad. Además, hay que poner los medios necesarios y efectivos para ello. La falta de información, la desconfianza y las trabas a los Mossos han podido ser determinantes y no pueden seguir siéndolo en el futuro.
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