Mucho antes de que Gordon Ramsay y Alberto Chicote asomaran a nuestras pantallas, en mi familia solíamos fantasear con la idea de montar un restaurante. Y es que notábamos una clara carencia en el servicio de los restaurantes que me temo perdura. ¿Por qué no ofrecer una sala adosada al comedor con unos cuantos sofás y una tele con el volumen bajito? Porque no nos engañemos, después de una buena comida, de su buena sobremesa incluso, ¿qué mejor que una reparadora siesta? ¿Y qué mejor para hilvanar una cabezada como es debido que el runrún televisivo? En fin, ideas locas. El caso es que acabo de descubrir que unos visionarios han creado una plataforma de vídeos online tipo Netflix pero enfocada a ayudar al usuario a conciliar el sueño. Se llama Napflix. La cosa, según cuentan sus creadores, empezó en plan cachondeo, pero ahí está. Ofrece diversas categorías para satisfacer todos los gustos, desde deportes a documentales, pasando por música o videojuegos. Desde la imagen de una pecera a un campeonato de petanca, pasando por la boda de la infanta Elena, un documental sobre el tupperware, imágenes de coches circulando por una autopista bajo la lluvia, clases de klingon o retransmisión de planchado de ropa. Feliz siesta.
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