Continúo con los Ig Nobel 2016 y hoy me voy a quedar con un estudio del que si son aficionados a redes sociales quizá hayan leído algo hace ya tiempo y que, incluso, puede ser objeto de cierta polémica. El Premio Ig Nobel de la Paz de este año ha ido a parar a una investigación titulada Sobre la recepción y detección de mierdas pseudoprofundas. Por aclarar conceptos, los autores del estudio definen lo de “mierdas pseudoprofundas” como aparentes aserciones impresionantes que son presentadas como verdaderas y llenas de significado pero que realmente son vacuas. Y las conclusiones de esta investigación aseguran que las personas que comparten en redes sociales esas grandes citas y frases motivacionales, espirituales, vitales..., entendiendo que al compartirlas les dan un valor real, tienen “menos habilidades cognitivas” y son “menos reflexivos”, entre otras cosas. Para llegar a tal conclusión, los más de un centenar de participantes en el estudio tuvieron que clasificar en una escala de profundidad frases de un célebre perfil de Twitter en Estados Unidos, entre las que colaron frases compuestas al azar. Al parecer, la mayoría no fue capaz de discernir entre unas y otras. “Las sandeces son un aspecto inherente a la condición humana”, afirman los autores. Así somos.