A pesar de que el impasse político en Madrid parece haber acabado por invadir todos los ámbitos políticos como una especie de persistente tsunami, lo cierto es que Euskadi encara en apenas tres semanas una nueva campaña electoral para elegir el próximo 25 de septiembre un nuevo Parlamento Vasco. Unas elecciones que se presentarían, aun sin el efecto distorsionador que pueda tener la situación en la Carrera de San Jerónimo, con los suficientes elementos novedosos cuyas consecuencias no son sencillas de prever. Una de las principales incógnitas a la hora de configurar el puzle electoral será el impacto que tenga la entrada de Elkarrekin Podemos en el Legislativo autonómico. Pero, al margen de lo que finalmente ocurra el 25 de septiembre, lo que está claro es que la pelea en Araba por los 25 escaños que reparte el territorio en la Cámara vasca volverá a ser clave. Primero y obviamente, por la mera cuestión numérica que impone la legislación electoral al otorgar 25 escaños a repartir por cada uno de los tres territorios. Pero también, y sobre todo, por el escenario que perfilan los candidatos elegidos para liderar las listas alavesas. De entre los cinco principales partidos, dos presentan a sus aspirantes a lehendakari por Araba: serán el lehendakari y candidato a la reelección por el PNV, Iñigo Urkullu, y el ya exministro y candidato del PP vasco, Alfonso Alonso. Este cara a cara sin duda ofrecerá muchas aristas, no solo por el historial de enfrentamiento que arrastran ambas formaciones en el territorio tras el desalojo de Javier Maroto de la Alcaldía de Gasteiz en 2015, sino por la no menos complicada relación durante la primera legislatura de Gobierno de Mariano Rajoy y, sobre todo, por el desarrollo de los acontecimientos que pueda darse en Madrid en torno al proceso de investidura. Precisamente ese desalojo del PP de la Alcaldía gasteiztarra y su liderazgo de la oposición municipal es la credencial política de la número uno por EH Bildu en el territorio, Miren Larrion; un escenario en el que otra mujer, Natalia Rojo, debuta en el primer puesto de la plancha socialista con el reto de dar la vuelta al deterioro electoral del PSE en las últimas citas con las urnas, en el territorio en el que Cristina Macazaga liderando a Elkarrekin Podemos para intentar repetir la victoria morada de las dos últimas citas generales.
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