Como en otras ocasiones de confusión, acudo al diccionario. Negociar: “Tratar y comerciar, comprando y vendiendo o cambiando géneros, mercancías o valores para aumentar el caudal”. “Tratar asuntos públicos o privados procurando su mejor logro”. “Tratar por la vía diplomática, de potencia a potencia, un asunto, como un tratado de alianza, de comercio”. Son las tres primeras acepciones de las cinco que recoge el de la Real Academia. Ninguna de estas tres circunstancias ha sucedido desde el 21 de diciembre. Pactar: “Acordar algo entre dos o más personas o entidades, obligándose mutuamente a su observancia”. Esto ya ni les cuento. Un interesante debate nocturno el sábado pasado que me dio que pensar. Tesis: los números no dan, es imposible formar Gobierno. Réplica: los números sí dan, si pactan las derechas o si pactan las izquierdas o si... Contrarréplica: ya, pero para eso alguien tiene que bajarse los pantalones. Vuelvo a la primera definición de negociar, “tratar y comerciar, comprando y vendiendo o cambiando géneros”. ¿Dónde está la línea que separa la renuncia necesaria para el pacto entre dos partes del bajarse los pantalones? ¿Es posible pactar sin renunciar? Mientras tanto, Rajoy ayer: “Si Sánchez se mantiene en el no, volveremos a repetir las elecciones”. 223 días y subiendo.
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